La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

viernes, 23 de diciembre de 2011

Palabras fáciles de un asunto muy serio

Por qué tanto olvido
por qué tanto desapego
Escríbeme una línea
dime que todo tu cuerpo es mío

Que en tu existencia
no cabe otra
si no la de mi nombre

Que toda tu ambición
es la de hacerme Príncipe
que clausurarte tus sentidos
y no tienes deseos de vivir
si enteramente de mí
no te ocupas

Que no hay cielo ni tierra
si yo no soy el único
entre la luna y el sol

Qué soy el pan de tu risa
y la gracia de tu angustia

Qué cuando me olvides
el sabor del agua
me reubique en el lugar exacto
de las prioridades

cuando abras los ojos
mi presencia infinita
renueve tu ser.
Y te pintes y arregles
cómo la primera vez
de nuestro encuentro

Cuando los cierres
mi imagen se haga
infinita en ti
y se fije como
la única puerta
de aliento y voluntad
posibles

Que la felicidad existe
y cuando te abandone
soy yo el único puerto
que ambiciones

Cuando no me busques
notes mi ausencia;
y cuando me busques
confirmes que tu deseo
aprendió a congujarse
en la primera persona
del plural

Que yo podré amar a otras
como te amo a ti
pero no creo que repita
nuestra hoja de amor

Que otros podrán amarte
como te amo yo a ti…
El camarada detalle
se presenta en mi defensa:
Algo se repite de nosotros

y en consecuencia,
subsiste mi existencia
en tu ser, y esa no es
la promesa que hiciste;
hasta mi recuerdo
arrancar de raíz

—No se olvida lo que se quiere;
se olvida lo que se pueda;
lo restregó mi madre
cuando me sintió triste.

Amaré otras en vano
si el orgullo me doblega
pero estaré siempre
preguntando ¿dónde estarás?
y sin saber con quien estás
volaré hasta ti,
rogándote un minuto más
un traguito de amor,
del vino más tinto
que me dieron tus senos.

Y cuando te percates que todo lo tienes
y que conmigo no tuviste nada;
ni siquiera una noche de amor…

Como todo lo tienes,
estarás aburrida
echarás de menos,
mis reclamos puntuales
la ropa de buen gusto
el cabello a tu medida
y el modo tan mío
de pedirte un poquito
del vino más puro…

Tu sexo, tus senos,
tus piernas, todo tu cuerpo,
tus pies, tus labios,
¿quién los contempló
como se mira a Dios?

Y así, el brote de olvido que no es,
y la ambición mía,
acompañada de la tuya,
despojada de orgullo,
nos pondrán en el camino
de encontrarnos otra vez

Rositas de maíz saltaran en el viento,
temblaran nuestras manos;
nuestros labios pronunciaran
los reclamos más dulces que nadie nos hizo;
yo diré que la culpa es tuya
y tú dirás lo mismo;
urgido de un minuto más,
contestaré que me enseñes
cómo debe amarse una mujer.
Entonces, y solo entonces,
comenzaran de nuevos
nuestros planes…

el hogar que tenemos prohibido
la casa de dos pisos
con mi biblioteca en la segunda planta
y patio de Terry, Toby y Boby
la camarada Lorenza y los morrocoyes
y Albanela, mi pequeña tortuga
los hijos que nunca llegaron
para que nadie moleste mi atención
(Ud. siempre pendiente de que nada
distraiga mi escritura)
los viajes a Cartagena de Indias
la visita a mi padre al sur de Londres
y el retorno a mi tierra de Apure
de enterrarme allá
y de vivir feliz en San Carlos de Austria

todo lo que me has dado
los libros que debes comprarme
las canciones más hermosas del mundo
que son mí único patrimonio

el temor de la caída
el encuentro y el adiós
y entre ellos lo estable
sin posibilidad de comprender
donde empieza lo real
y la mentira ¿dónde?
tan apretaditos como en el sueño

y entonces, y solo entonces,
estaremos en condiciones
de entender mejor el amor

Vale decir, esta llama que no cesa,
que solo tiene dimensión exacta
en quienes no pierden
la fe ni la esperanza

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