La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

domingo, 18 de diciembre de 2022

SINCERAMENTE LA LLUVIA, EL 10, OTROS DONES Y OTRA ESQUINA DE SAN CARLOS DE AUSTRIA


                                                        para Ernesto Miguel Pérez Rodríguez

 

La lluvia de mañana jueves cayó esta tarde


tal vez sea jueves y sigo en miércoles


amablemente se presentó a la puerta


un poco de todas las tardes


el sonido se adelanta al bulto de moto y hombre


pero anda en bicicleta el silencio


los peatones caen moneda a grano abrigados hasta el cuello


la fusión perfecta de tres árboles de un solo verde


se mueven como la última línea del cerro La Misión


llegan tres pájaros y seis se retiran


pero dos no piensan abandonar su cómoda estación


uno vigila al otro y lee un poema


de seguro los pájaros no están solos


veo allí un café 


la placidez de puertas abiertas 


un Café de Buenos Aires


un café de París


y salgo a buscar 


a Lucy y a Phil 


a mi hijo y yo 


al Sena vadeando un rayo del sol 


los edificios los transeúntes


las bicicletas amarradas a la puerta del restaurant


nadie mira el cielo


los de aquí son muy pocos 


se les conoce por la forma de mirar


saben lo que miran


el desfile de la nieve el cruce


 Av. corrientes y Av. 9 de julio


no veo el Obelisco, sólo 


dos colores blanco y gris


sinceramente, La Bombonera


sinceramente, Caminito, La Boca


sinceramente, Juan Gelman


sinceramente, los compadritos


este momento de felicidad,


es una ofrenda de la casa, 


mi habitación, la quietud 


la costa del río al rompe de la luna llena


un café me ve desde los árboles


Miranda custodia los Campos Elíseos


—detrás en la esquina derecha Joyce 


se ríe de un comentario del Ulises


y pasa la página y el periódico se mueve como un gallo


Bretón está por llegar él sólo es una comitiva


Vallejo pasa con un stadiwm al hombro


y le da una palmada y llora con él


—Allí va epístola a San Indigente ---grita la calle


Sábato, los héroes y los ciegos


Casa Tomada, Cortázar y Borges


de seguro los pájaros no están solos


uno vigila al otro y lee un poema


llueve a cántaro. Es jueves y no es jueves


unos pequeños seres afortunados


escuchan los cantos de los pájaros


un poco de todas las tardes   


dos autos terminan de entenderse en la esquina


el cielo completamente vacío de nube


los avisos publicitarios se quejan del frio


y los postes relucientes avivan la tarde


la mujer que volvió a su talla habitual


camina viendo hacia abajo


 Tal vez piensa en su hijo


no me importa lo que lleva en las manos


la lluvia la acompaña y la tarde en blus jeans


abre todo su esplendor


pero la otra vez yo la vi en el jardín de su casa


en bata los días previos antes del parto


heredó los ojos de su hijo


algo del misterio de la luna la acompaña


sabe que pisa la mirada de un hombre


y este trayecto la pone nerviosa


el cuidado de ajustar el paso


la lluvia la envuelve la desaparece


detrás de la casa de dos pisos 


la colina de hojas 


la lluvia me da su mejor perfil


pienso en el parque me distraigo


el cuadre perfecto detrás del balón


el césped del campo —Eterno en la gambetA veo el grito en la radio


el cuadre del escritor frente a la página


la estación de los pájaros


 el desasosiego del mar 


empuja el sosiego del cielo


¿Qué se hizo el cielo? la lluvia


un poco de todas las tardes


la luna acostumbra esconder la mitad del disco


de mi disco secreto el más célebre de The Beatles


no hay niños en la cancha 


Pero oigo a la lluvia sus pasos sus gritos sus danzas


su melancolía enciende la radio y me estaciona


el torrente desencadena el ataque por el alero derecho


sigue la lógica del desnivel ¡pero en  la realidad por la Av. San Martín!


y el narrador dice que el 10… el 10… el 10…


la mano de pie (la zurda) gobierna al balón (Son uno) 


el sueño fija el orden, el prodigio su fábrica


el desborde contó 4, 16, 6, 14 y 1


y 1 caído siguió el desplome 


y otra vez sobre la mitad de la cancha,


el dominó comenzó a caer sobre él


y volvió a sufrir a golpear el suelo


los estudiantes. ¡Éramos tan pobres!


de seguro los pájaros no están solos


llegó  el periodista y se sentó a mi lado


“qué lindo contemplar la lluvia.” 


la magia de la tarde, o la TV del anochecer


total el mago de la cara de vidrio


dio paso al silbato final del partido 


la noche anterior —dormido ¿vite?


el 10 y la Bombonera caminaron juntos


de la camiseta del 10 se aferró La Bombonera


en ese momento apareció la mano de Dios


el espacio la espera los quiebres


    el disparo 


pero esta tarde la lluvia relata y reclama el arte


 la preferencia de la caída libre el ataque infalible


tal vez sea jueves no sé si miércoles de ceniza


sólo sé que el grito del gol encendió el rojo


de todos los semáforos


El Teide comenzó a danzar sobre nuestros hombros


y recorrió todas las calles todos los suburbios


no hubo casa sin festejo del 10


ya después nos metimos a viejos


La universidad dejó de ser la misma


muertos unos los otros regresaron por donde vinieron


La lluvia ha cesado. Me da con todo. Es miércoles


da igual si es domingo


PS


me pidió el periodista que lo llevara a ver la calle y el teatro


el Comandante está muerto y la ciudad apenas respira


ese es otro arte, la política, la visita del 10


¿Cómo le digo?


el mar se abre el encanto lo abre


 y apenas acontece lo borra todo


una multitud delirante lo trastoca todo


Cuando el mismo puente cruce dos veces


el mismo río con un stadiwm al hombro


la esquina el teatro desapareció


el viento el silencio la tarde y su película


—Esta noche Esteban Moore está en La Blanquera


La Blanquera a las puertas del último recital


                                                                        Miguel Pérez