La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

Cojedes: Siete de sus Periodistas

Miércoles 25 de junio, estoy en mi sitio de trabajo. Son la seis y algo. Por lo que contestó, quien recibió la llamada, sé que la cosa es conmigo.
—¿Quién lo llama?
Me alertan que se trata de Gustavo Jaime.
—“¡Ay!, no hay espacio para el suplemento este domingo”… Y así temeroso recibo la llamada.
—¿Aló? ¿El poeta Miguel Pérez?
—Epa Gustavo ¿Cómo andas?
Enseguida entramos en la urgencia que mueve a Gustavo. Me dice que leyó línea por línea la última entrega de “½ Día del Domingo”…
No lo dejo hablar… Le salgo con que murió Ramón J. Velásquez y eso debería dolerle a los hombres de la cultura y el periodismo… Que es verdad que Ramón Jota era un hombre de derecha, adversario nuestro, pero los servicios rendidos, su mejor hoja de servicio, se inscribe en la construcción de la patria en la que andamos nosotros. Que no defiendo al político, porque a él esa ocupación le restó cualidades, del que hay que distinguir al autor extraordinario de brillantes páginas de nuestra historia y de un libro sobresaliente, entre los mejores escritos por los venezolanos en todas las épocas.
Seguimos con Castro y el episodio bastante conocido en que nuestro Eloy G. González utilizaba el seudónimo de Cipriano Castro.
Entramos violentamente al fútbol: “Duele, Gustavo, la derrota de El Ecuador ante Francia. Pero estoy contento por los triunfos de Brasil y Argentina”.
Se cae la llamada…
Suena de nuevo el teléfono y en menos de 30 segundos ya Gustavo Jaime me compromete en elaborar una especie de antología de periodistas nuestros, es decir, de los nacidos en Cojedes y que perdone la vaina, pero que debo entregarlo a más tardar, a las cuatro en punto de la tarde, de mañana jueves.
Esa y no otra, es la razón central de este título, Cojedes: siete de sus periodistas.
¿Y cuáles son esos sietes periodistas? ¿Por qué ese número y no otro? Porque toda antología es un acto de arbitrariedad: Una selección a gusto y conocimiento de quien la elabora. Ese es el riesgo que asume todo antólogo.
Laureano Villanueva. Foto Argenis Agüero.
LAUREANO VILLANUEVA: Nació en San Carlos el 23 de marzo de 1840 y murió en Caracas, el 12 de febrero de 1912. Médico de profesión, escritor, periodista y político por vocación. Héctor Pedreañez Trejo asevera que fue un periodista comprometido con la lucha social del país y fundó numerosos periódicos como El Constitucional (1868) de San Fernando de Apure, que después circuló en Valencia (1870); El Carabobeño (1872-1874), El Progreso (1873-1874), El Pueblo (1887), todos de Valencia; El Demócrata (1882), junto con Sebastián Carreño y Pérez Arreola; El Deber (Caracas, 1883), junto con José Manuel Montenegro; El País (en 2 etapas: la primera entre 1875 y 1878 y la segunda en 1883); Gaceta de Hospitales (1888), La Prensa Liberal (1897), El Corresponsal, (1904), junto con Julio Villanueva, todos ellos de Caracas. Colaboró también en otros periódicos, como El Progreso (Valencia, 1873), El Diario (Valencia, 1891), El Americano (París, 1873) donde publicó un ensayo sobre “El General José Laurencio Silva”. Biógrafo de Vargas, Sucre y Zamora. Todavía le alcanzó el tiempo para ocupar Ministerios, la Rectoría de la UCV y la Presidencia de la República, de la que estuvo encargado en dos ocasiones.
Eloy Gulliermo González
ELOY G. GONZÁLEZ: La reciente entrega de “½ Día del Domingo” (Ciudad Cojedes, 22 de junio de 2014), permite obviar cualquier comentario acerca de la dedicación extraordinaria de Eloy G. González al periodismo venezolano.
Rafael Sylva
RAFAEL SILVA: Nació en El Baúl en 1874 y murió en Caracas en 1946. Poeta, narrador, de la saga privilegiada de El Cojo Ilustrado, compañero de estudios de Eloy Guillermo González en el Tinaco de finales del siglo XIX, otro de los olvidados por los hombres y mujeres de la cultura.
Alrededor de unas 54 veces he tropezado con el nombre de Rafael Silva en los folios de El Cojo Ilustrado, repartido en poemas, prosas poéticas (escritos para álbumes), narraciones cortas (¿Qué perseguía Rafael Silva con aquello de “Cuento chiquitín”?), notas de viajes o lo denominado por su gusto literario, “mis observaciones de peregrino por estos mundos de la vetusta Europa”; crónicas de lugares o personajes (“Tipos del terruño”) y comentarios de libros. Mantuvo dos espacios genéricos en esta revista: “Lecturas universales” y “Frivolidades literarias”, verdadero derroche de ingenio, inteligencia y erudición, poco frecuente en los escritores cojedeños de todas las épocas.
Sus cualidades de periodista y ensayista, se manifiestan en sus comentarios y agudas observaciones acerca de autores y textos de la literatura venezolana de comienzos del siglo XX, su desenfrenada pasión a favor de los creadores y de la creación artística, pero sobre todo, aquella serie intitulada, “¿Cómo escriben los escritores?” que bajo el encabezado general de “Frivolidades literarias” entregó a los lectores de El Cojo..., y a través de la cual, recogió los pareceres de Heraclio Martín de la Guardia, Manuel Díaz Rodríguez, Eloy Guillermo González, Pedro Emilio Coll, Rufino Blanco Fombona, Ángel César Rivas, Alejandro Fernández García, Andrés Mata y Alejandro Carías.
En la entrega que hizo de la entrevista del “elocuente tribuno” tinaquero, en aquella Caracas de Cipriano Castro y de su compadre Vicente Gómez, nos dejó un perfil del reconocido historiador, doblemente académico, autor de La ración del boa y Al margen de la epopeya:
—¿El doctor González?
La robusta fregona que nos ha recibido nos indica un arcaico butacón y nos dice con la más campechana jovialidad:
—Siéntese y espere un ratico; el dotor está ordeñando.
Efectivamente. Eloy González posee un establo; y posee también una pulpería, y un conuco. Y cuando el erudito pensador no escribe todas esas cosas sustanciosas y numerosas que salen de su pluma, escarba la tierra, acecha al dependiente de su bodega o recoge él mismo la leche de sus vacas, en totumas que por el uso se han puesto sonrosadas y diáfanas, como el terso interior de una güarura.
Arrolladas hasta el codo las mangas de la blusa el doctor González se me aparece como en otros tiempos de juventud fenecidos en el ayer, y cuyo recuerdo me es tan dulce como miel.
¿Se refiere Rafael Silva al momento cuando ambos eran estudiantes en el Colegio Bolívar de Tinaco?
El Diccionario general de la literatura venezolana (1987) nos presenta su ficha biográfica así: cuentista, escritor de cuadro de costumbres. Realizó infinidad de traducciones de artículos extranjeros para revistas caraqueñas. Colaborador de El Cronista (Valencia), El Nuevo Diario (Caracas), La Revista (Caracas), El Restaurador (Valencia, Valencia, 1902), pero fundamentalmente en El Cojo Ilustrado y en La Restauración Liberal. Su más larga labor periodística la realizó en El Universal de Caracas, de 1908 hasta 1946. Utilizó los seudónimos: Lino Sutil, Alonso Quijano, Raúl Sanojo, Ego, X y L. S.
Como puede leerse en las obras completas de Lisandro Alvarado fue de los integrantes de la caravana que acompañó a Cipriano Castro en su visita a Cojedes en 1904.
Francisco María Arias
FRANCISCO MARÍA ARIAS: Nació en Tinaco el 23 de enero de 1882. Fue maestro, periodista y poeta. Desempeñó varios cargos en el Concejo Municipal de Tinaco. Fundó a Lampos Tinaquero en 1904, cuyas primeras cuatro ediciones circularon manuscritas, con casi 70 años de existencia. En 1964 recibió el Premio Nacional de Periodismo. Utilizó los seudónimos “Manuel Farías” y “Fray Candil”. Lo nombraron Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia. Murió en Tinaco en 1973.
Señorita Estéfana González
ESTÉFANA GONZÁLEZ: Nació en Tinaco en 1866. Se destacó como educadora, escritora y promotora cultural. Fundó el periódico La Idea en El Baúl, cuyo primer número data del 12 de septiembre de 1922, bajo su dirección y el lema: “Por Bolívar, Venezuela y Cojedes”. En 1928 lo traslada a Tinaco. Circuló hasta 1945 y fue impreso en los talleres de Francisco M. Arias.
La reseña, “La fecunda labor de un miembro del ‘Grupo Llanura’” que le dedicó Francisco M. Arias en la revista Llanura Nº 2 (Tinaco, Agosto 15 de 1942), explica la tenacidad de su labor de periodista:
El 12 de septiembre próximo, cumplirá “La Idea”, órgano periodístico de Tinaco, veinte años de ruda labor.
¿Sabéis mis amables lectores, lo que significan 7.304 días vertiendo luz desde las columnas de un vocero?
Es el colmo de sacrificio y de la abnegación, sostener un periódico en un medio estéril, donde sólo se recogen por trofeos, abrojos y decepciones…!
Y ha sido esa la fecunda labor de uno de los miembros del “Grupo Llanura”, señorita Estéfana González, quien, convencida de “que no sólo se vive de pan”, se trazó una luminosa ruta y se enrumbó por ella, con sus alforjas vacías de monedas, pero, plena su alma de optimismo. Esos veinte años transcurridos representan veinte odorantes rosas cogidas en los vergeles del periodismo regional, para embalsamar con ellas, como a un santuario, el ambiente del pueblo tinaquero!
De antemano felicito a la periodista por sus triunfos presentes y futuros.
Creemos que de ella frecuentemente se maneja un perfil equivocado. Encontramos en su quehacer más aptitud hacia la prosa, no obstante el manto, por el que se recuerda, es el de poeta. Y está bien, porque una existencia como la suya, solo se entiende dentro de este marco.
Murió en Tinaco en medio de un espantoso descuido de sus coterráneos, ciega y sumamente pobre.
José Carrillo Moreno
JOSÉ CARRILLO MORENO: Nació en Tinaco en 1922 y murió en Caracas en 1975. De él ha escrito certeramente Manuel Alfredo Rodríguez su entrega al periodismo: En la decimonónica década de los 40 el periodismo venezolano aún era escuela y oficio de escritores y poetas. Carrillo fue periodista de opinión y sus artículos aparecieron en los diarios caraqueños El Universal, El Nacional, La Religión, Ultimas Noticias, la revista Elite y la exigente Revista Nacional de Cultura. A poco de estar en Caracas ingresó a la redacción de Elite y luego pasó al diario El País donde alcanzó rango de Primer redactor. El célebre periódico era dirigido por Valmore Rodríguez, tenía como principales columnistas a Rómulo Betancuort y Andrés Eloy Blanco e incluía en su nómina a periodistas de la talla de Luis Esteban Rey, Luis Troconis Guerrero, Analuisa Llovera y Héctor Strédel. A fines de 1948 El País fue clausurado por la dictadura militar que derrocó al presidente Rómulo Gallegos y hasta el último momento Carrillo formó parte de su cuerpo de redactores. Su quehacer periodístico incluye actuaciones como corresponsal de agencias noticiosas nacionales e internacionales.
Alicia Herrera
ALICIA HERRERA: Nació en San Carlos el 11 de julio de 1943. Hija de Jacinto Herrera y Lucinda Escalona. Estudió primaria en el Colegio Estadal Cojedes y secundaria en el Liceo Agustín Codazzi de Maracay. Es periodista egresada de la Universidad Andrés Bello. Sostiene Pedreáñez Trejo en Vida cultural de Cojedes (1975), que se inició en el periodismo de provincia. Colaboró en periódicos como El Imparcial, de su tío Manolo Escalona, en Acarigua; El Carabobeño y Hoy, desde sus años de estudiante de bachillerato.
Estuvo vinculada a los órganos periodísticos de la cadena Capriles. Dirigió las revistas Páginas y Kena, de amplias circulación nacional.
En 1981 publica el libro: Pusimos la bomba… ¿Y qué?, un texto revelador acerca de quiénes son los autores del sabotaje al avión de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados el 6 de octubre de 1976, donde perdieron la vida 73 personas. Como se ha afirmado, en este libro testimonial de la periodista Alicia Herrera, queda demostrado, por propia confesión de los culpables, que los asesinos son Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Hernán Ricardo y Freddy Lugo. Esta contundente denuncia, y esta advertencia, pone al desnudo a los despiadados terroristas y a su principal cómplice: la CIA.
Son las cinco en punto de la tarde del jueves que me indicó Gustavo. Y estas, las notas anteriores, su encargo.

Miguel Pérez

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