para Ernesto Miguel Pérez Rodríguez
La lluvia de mañana jueves cayó esta tarde
tal vez sea jueves y sigo en miércoles
amablemente se presentó a la puerta
un poco de todas las tardes
el sonido se adelanta al bulto de moto y hombre
pero anda en bicicleta el silencio
los peatones caen moneda a grano abrigados hasta el cuello
la fusión perfecta de tres árboles de un solo verde
se mueven como la última línea del cerro La Misión
llegan tres pájaros y seis se retiran
pero dos no piensan abandonar su cómoda estación
uno vigila al otro y lee un poema
de seguro los pájaros no están solos
veo allí un café
la placidez de puertas abiertas
un Café de Buenos Aires
un café de París
y salgo a buscar
a Lucy y a Phil
a mi hijo y yo
al Sena vadeando un rayo del sol
los edificios los transeúntes
las bicicletas amarradas a la puerta del restaurant
nadie mira el cielo
los de aquí son muy pocos
se les conoce por la forma de mirar
saben lo que miran
el desfile de la nieve el cruce
Av. corrientes y Av. 9 de julio
no veo el Obelisco, sólo
dos colores blanco y gris
sinceramente, La Bombonera
sinceramente, Caminito, La Boca
sinceramente, Juan Gelman
sinceramente, los compadritos
este momento de felicidad,
es una ofrenda de la casa,
mi habitación, la quietud
la costa del río al rompe de la luna llena
un café me ve desde los árboles
Miranda custodia los Campos Elíseos
—detrás en la esquina derecha Joyce
se ríe de un comentario del Ulises
y pasa la página y el periódico se mueve como un gallo
Bretón está por llegar él sólo es una comitiva
Vallejo pasa con un stadiwm al hombro
y le da una palmada y llora con él
—Allí va epístola a San Indigente ---grita la calle
Sábato, los héroes y los ciegos
Casa Tomada, Cortázar y Borges
de seguro los pájaros no están solos
uno vigila al otro y lee un poema
llueve a cántaro. Es jueves y no es jueves
unos pequeños seres afortunados
escuchan los cantos de los pájaros
un poco de todas las tardes
dos autos terminan de entenderse en la esquina
el cielo completamente vacío de nube
los avisos publicitarios se quejan del frio
y los postes relucientes avivan la tarde
la mujer que volvió a su talla habitual
camina viendo hacia abajo
Tal vez piensa en su hijo
no me importa lo que lleva en las manos
la lluvia la acompaña y la tarde en blus jeans
abre todo su esplendor
pero la otra vez yo la vi en el jardín de su casa
en bata los días previos antes del parto
heredó los ojos de su hijo
algo del misterio de la luna la acompaña
sabe que pisa la mirada de un hombre
y este trayecto la pone nerviosa
el cuidado de ajustar el paso
la lluvia la envuelve la desaparece
detrás de la casa de dos pisos
la colina de hojas
la lluvia me da su mejor perfil
pienso en el parque me distraigo
el cuadre perfecto detrás del balón
el césped del campo —Eterno en la gambetA veo el grito en la radio
el cuadre del escritor frente a la página
la estación de los pájaros
el desasosiego del mar
empuja el sosiego del cielo
¿Qué se hizo el cielo? la lluvia
un poco de todas las tardes
la luna acostumbra esconder la mitad del disco
de mi disco secreto el más célebre de The Beatles
no hay niños en la cancha
Pero oigo a la lluvia sus pasos sus gritos sus danzas
su melancolía enciende la radio y me estaciona
el torrente desencadena el ataque por el alero derecho
sigue la lógica del desnivel ¡pero en la realidad por la Av. San Martín!
y el narrador dice que el 10… el 10… el 10…
la mano de pie (la zurda) gobierna al balón (Son uno)
el sueño fija el orden, el prodigio su fábrica
el desborde contó 4, 16, 6, 14 y 1
y 1 caído siguió el desplome
y otra vez sobre la mitad de la cancha,
el dominó comenzó a caer sobre él
y volvió a sufrir a golpear el suelo
los estudiantes. ¡Éramos tan pobres!
de seguro los pájaros no están solos
llegó el periodista y se sentó a mi lado
“qué lindo contemplar la lluvia.”
la magia de la tarde, o la TV del anochecer
total el mago de la cara de vidrio
dio paso al silbato final del partido
la noche anterior —dormido ¿vite?
el 10 y la Bombonera caminaron juntos
de la camiseta del 10 se aferró La Bombonera
en ese momento apareció la mano de Dios
el espacio la espera los quiebres
el disparo
pero esta tarde la lluvia relata y reclama el arte
la preferencia de la caída libre el ataque infalible
tal vez sea jueves no sé si miércoles de ceniza
sólo sé que el grito del gol encendió el rojo
de todos los semáforos
El Teide comenzó a danzar sobre nuestros hombros
y recorrió todas las calles todos los suburbios
no hubo casa sin festejo del 10
ya después nos metimos a viejos
La universidad dejó de ser la misma
muertos unos los otros regresaron por donde vinieron
La lluvia ha cesado. Me da con todo. Es miércoles
da igual si es domingo
PS
me pidió el periodista que lo llevara a ver la calle y el teatro
el Comandante está muerto y la ciudad apenas respira
ese es otro arte, la política, la visita del 10
¿Cómo le digo?
el mar se abre el encanto lo abre
y apenas acontece lo borra todo
una multitud delirante lo trastoca todo
Cuando el mismo puente cruce dos veces
el mismo río con un stadiwm al hombro
la esquina el teatro desapareció
el viento el silencio la tarde y su película
—Esta noche Esteban Moore está en La Blanquera
La Blanquera a las puertas del último recital
Miguel Pérez
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