La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

domingo, 25 de diciembre de 2011

Canto ceremonial de Carmen Pérez

Arranqué hierbas en el patiecito
que mi madre reservó para mí
porque yo se lo pedí en herencia
Dejé únicamente la palabra
que jamás se cansó de repetirme
Ser bueno que en el entender
de mi madre quiere decir
ayudar a lo demás
perdonar, abrir el corazón al alegato del otro
hijos: ser uno mismo
humilde, camarada vergüenza
que el otro sea, pero también derecho a ser uno

Mi madre jamás estuvo triste
tampoco alegre: normal o pasajeramente disgustada
jamás aconsejó refugio en la nostalgia
ni encerrarse en sí mismo
Cuando cortaba flores para ella se quebraba
y pedía sustituto de destinataria: A mis amores
Regalo para ella, quiere decir, que mis hijos anduvieran como la gente
que no le faltaran la atención del padre
No le agradaba verme en franelas ni con camisas mangas cortas
¡Estamos así tan pobre, hijo!
Péinese bien…
un vez descubrí que yo soy sus ojos
Mi hermana dijo que era porque me parecía demasiado a mi padre
me enseñó a comer con educación
a cultivar una sensibilidad de servicio abierta al prójimo
reverenció a su madre, honró a Dios,
nadie la convenció de lo contrario
aceptó mi condición de librepensador
pero exigió que aceptara por los menos 7
de los 10 mandamientos
Tres días antes de morir, cosa entre dos,
pronunció: ¿Ud. resiente algo de mí?
Perdóneme, por no ser mejor madre
—El perdón es mío, por ser poco hijo
No diga eso que me rompe el alma

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