La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

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domingo, 20 de noviembre de 2011

Polo Montañez brotó del paisaje, de una carreta de bueyes, de algún lugar de la tristeza


En la vía de La Habana a Pinar del río, a la altura de La Coronela, el accidente de transito, del 20 de noviembre del 2002, apagó esa música inconfundible que se llamó Polo Montañez. Al instante murió su acompañante y seis días después, el celebre interprete de "Un montón de estrellas". Polo había nacido el 5 de junio de 1955 y tenía casa en el Parque Las Terrazas, una simpática vivienda convertida en Museo de ineludible visita de quienes acude al lugar. Allí conocí al hermano de Polo, de nombre Luís Montañez que no reparó en obsequiarme el único Cd que les quedaba, destinado a la exhibición.
Desde Artemisa hasta Pinar del Río, no hay sitio donde no se derramó una lágrima, desde el 20 al 26… De La Habana hasta Santiago de Cuba, nadie se despegó de la radio esperando el parte médico del día… Así es este pueblo educado en la solidaridad, que aprendió crecerse en el dolor…
Cuando otros se hicieron los musíos en los casos de Los Cinco
Polo echó a volar la paloma de las rositas de maíz
y nos enseñó el don de la esperanza.
Este 26 de los corrientes, escucharé durante el día, "Guajiro natural", "El rincón de mi infancia" y "Dónde estará".
Probablemente me reencuentre con el río San Juan, entre el paso de una nota a otra; y siendo así, terminaré entendiendo que no puede existir lugar más bonito que aquel donde transcurre la infancia.
En Polo destaca el valor de la canción, más allá de lo meramente comercial, la obstinación de que se canta porque de otra manera no se puede vivir, en unión al apego a la tierra...
Polo fue la música de un paisaje, sentir y decir, de un río, un caserío y un follaje con aire de paraíso...
Polo se parece a Benny o al contrario: Benny se parece a Polo en la manera de pisar la terraza cubana que le dio sustento; o sea, el sello personal de cada uno.
Existe una música que se llama Polo Montañez. Y esa música viene del Pinar del Río. Y cómo este lugar repite escenas de Colombia, y flores de Venezuela, y cuenta con caballos, esta música nos pertenece a todos.
Pinar de Río es un caballo y una vaca mansa. Polo, un traguito del río San Juan. La rasgadura del viento, le ofrendó una nota. La herida de la tierra, otra. El alma rota del goajiro, siempre buena gente, le sumó otra. Lo demás lo hizo el río. Este, el de la infancia de Polo, sigue cantando hasta el amanecer, hasta el silencio de Polo... para que la pequeña aldea que llevamos adentro no continuara sin luz y solitaria...
Hoy cantó el río y más ahora, en la noche, cantaran las estrellas.
Traigo tabaco del bueno y una palma real solitaria para allanar la ausencia.
El vigor perdido, como Anteo, me lo devuelve esta tierra cuando la piso.
Del dolor, el canto; de alguna parte de la tristeza brotó Polo Montañez.
El adiós, no es más que tener otra excusa, de tener ganas de encontrarnos, otra vuelta hacia el mismo sitio.
Me doy cuenta que aún es joven la noche
Aun no cantó el gallo de la estrella solitaria y lejos hemos andado
En La Habana, aun se te espera
El pitirre se mantiene arriba del aura tiñosa
¿De qué pueden hablar los pobres si no de la tristeza?
Vuelve a casa y adiós
Adiós Polo adiós
Todo intento de ausencia es inútil
Ahora tengo más tristeza que referir
y más ganas de seguir cantado a la orilla del río San Juan
la ausencia sobre el caballo del dolor
del que nunca se fue
la canción de la tierra en nosotros, dejó
abierta Toda entera
devolviéndonos las ganas de vivir
cuando un amor nos deje sin ella

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