Soy estos libros, pero también los que tengo pendiente escribir.
Puedo ser otro, pero jamás la negación de ellos.
Por fortuna, no me siento orgulloso de sus existencias, sino de los que le dieron contextura, forma y contenido. Un autor, a veces es la suma y la lectura personal de otros autores, lo que creyó que decían aquellos. A eso, agréguele, los lugares, sonidos, olores e imágenes que me persiguen y se cruzan cuando enfrento el espacio en blanco donde deposito la escritura.
Me sorprende, lo que descubren en entre sus páginas; lo que no me propuse decir, pero lo demás deducen de su lectura.
He terminado pareciéndomeles, porque no queda otra, porque si vamos a encarar el asunto, de frente y de perfil, puedo intentar su reescritura. ¿Y así qué quedará de ellos y de mí? La sustancia inagotable: la imaginación, lo más probable.
Irremediablemente, están atados a un lugar. De una línea a otra, brotan seres y situaciones que continúan conmoviéndome. Mis compañeros de aquellos días de infancia, solicitan que no deje nombrarlos. Ese misterio, ese poder de renombrar las cosas, apunta hacia una pradera donde el recuentro con los otros, sin dejar de ser yo, tiene presencia. La celebración y el padecimiento, y entre ambos, el deseo de retener, un río, una casa, una palabra que aunque sé, no única del lugar, le pertenece y lo sostiene. Esa carencia y esa búsqueda, esa posibilidad del recuentro también es asunto de Yo, don caballo rey (1995).
Miguel Pérez
(Achaguas, 1962)
1ª Edición, 2006
Retorcida palabra de los dioses convertida en puerta
Toco
vuelvo a tocar
La puerta
invita a cubrir
mi cuerpo
con su cuerpo
Toco
vuelvo a tocar
pero nadie responde
La señora inspiración
está sentada en la sala
y me recibe amigablemente
Pregunto por los dioses
tratando de evitarla
—Están de huelga, me sonríe…
entiendo que debo
tocar una y otra vez
hasta que el trabajo
lo haga todo
al paso de los días
1ª Edición, 2008
Escucha al río como lo hace el bosque
a los nuevos
de los talleres
tan hermanos ellos del poema
bien hecho a la medida del crítico
le recomiendo las impurezas del alma
son válidas las cosas del espíritu yo no lo niego
dejar la memoria en blanco frente al poema
que el poema sea un mar en la página
se aleje y se acerque a nosotros
sin romper la forma y el fondo
que la imagen se abra sin nombrar la flor
debemos matar al hombre
y ya sin ojos escuchar al río
como lo hace el bosque
que la noche se imponga y las palabras se ajusten a su paso
tengan su propio tiempo
y sean las rayas del tigre
deben mojarse de sabiduría y convocarla
ofrendar al espacio el pequeño dios que nos habita
(—Vengo del fracaso, madre.
—¿Hacia dónde vas?
—Hacia el fracaso).
(Desde que renuncié al porvenir
Me levanto más temprano y vivo mejor.
Ahora él espera por mí y se comporta más comprensible).
(A veces los políticos me preocupan:
los trato de ayudar y me pagan con un puesto de secretario).
He aquí esta experiencia mía
APARtate DE LOS consejeros de la poesía.
Una historia de la poesía
Nadie puede tener conciencia de lo que escribe
Opta por el arte y el poema lo persigue con cuchillo en mano
Se trata de una larga lidia contra los lugares comunes
Una guerra contra la palabra árida
Todos los accesorios deben caer
Defensa y pureza de la lengua
Multiplica el crimen y de ese desorden de los sentidos
Reinará el sabio hacer
La loca enfermedad
llegará después de una siembra ardua y de varias lunas
A veces nos acecha el poema y no lo sabemos resolver
colocándonos en la misma ecuación que se establece
entre el delincuente y la víctima
Este oficio no se aprende: en eso difiere con el amor
No se explica: quienes lo han intentado procuran establecer una nueva gramática
Lo inventaron los hombres en contrapartida al castigo de los dioses y de los príncipes
Escribe contra el gobierno
Sé ocioso
Despliega en cada verso la memoria de un siglo
Vivir el momento, ha dicho Borges.
Yo vivo la oscura noche de la mujer
que me pidió un verso bonito
vino tinto
Vino de la soledad
que me hizo ver
el goce de estar triste
choreada de menguante
la luna
entregó tu reloj
derribo puertas
cuando molino de tus ojos
me tortura hasta desangrar
noche
benditas sean
tus mariposas de lluvia y cielo
1ª Edición, 2008
Fragmentos de una poética inconclusa
A
saber quién es uno
después de tantas distancias
de travesías rotas
de rumbos encontrados
B
Vivir y desvivirse
escribir siempre desde lo claro
penetrar lo oscuro
seguir la sombra
trazar su vuelo
C
Soplar fuerte las brazas
Jugar con el dolor
Padecer la palabra
Morir de ella
Vivir de ella
El abandono aprieta
la puerta
el sitio
un punto
donde un cuerpo desnudo de mujer habitado por un cuerpo desnudo de hombre
quedaron los árboles como testimonio del hecho
una cruz de señal y una casa a la intemperie
¿Qué hacemos?
hay nuevas flores
a pesar del verano
las aves vuelan
hasta ese lugar de antes
Muchos árboles no están
Tampoco nosotros, ni la puerta negra del corral. Ni la casa
Apenas un rastro enfermo donde la soledad nos apretó la soga
A fuerza de palabras he filtrado las llagas del olvido
Estoy cerca de mis parientes
pero ninguno de ellos se da cuenta
¿Estaré muerto de tanto sueño?
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