La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

domingo, 22 de agosto de 2021

Isla de Los Achaguas, Olvido y Desolvido X

 

Plaza Bolívar (Achaguas).
Foto Elisur Emilio Lares Bolívar.

CARABOBO II

EL GUIÓN CINEMATOGRÁFICO DE BOLÍVAR

 (Crónica)

                                                                                 Miguel Pérez

Apenas llego a la casa,

mi abuela más hermosa que nunca

está allí en el porche sentada

Tiene todos los años del mundo

La confundo con una rosa blanca

y me madre me corrige

—más linda que un tulipán…

 

Bravos de Apure me acaba de dejar

en el cafetín ese que está

al lado de la casa de mi maestra

de 4 grado Josefina de Recine

 

—Aquí está el interdiario La Idea

y el semanario El Llanero

me dice el montó

sobre la esquina de la cama

 

Salgo a la puerta…

y retorno a mi cuarto

 

—Mi chinchoro siempre es amable

conmigo

Me recuerdo de la noche anterior

por allí por el frente del comedor popular

en San Fernando donde me dieron

la media noche conversando

con Eduardo Hernández Guevara

Yo me quedaba viendo el bulevar

y de pronto una bala pasaba silbando

sobre mi cabeza o de pronto

el sonido del casco

de mil quinientos caballos

de un sólo color

 de las sabanas araucanas

desfilaban por el bulevar a esa hora

y de pronto yo caí en la trampa del poeta

en la vuelta del octosílabo

—¿Quién parió a Negro Primero?

—Madre que nadie menciona.

—Pero él se formó con Boves…

¡No! ¡No diga eso!...

—Hechura de la sabana…

 

y de pronto llegó ella,

la señora inspiración…

 

—Tremendo programa…

Y el tomo 28 de las Memorias

se me insinuaba risueño amable…

Ya para el 25 de junio

tenemos una versión de los hechos

Bolívar el siguiente día de la batalla

pespuntea la relación del triunfo

en una carta al vicepresidente de Colombia

Bolívar escribe como quien

entrega el desarrollo

de una partida de ajedrez

La primera línea me sorprende

la esplendida victoria de Ayer

confirma el nacimiento político

de la república de Colombia.

¡No es la guerra por la guerra!

¡Es destruir y construir!

¡Es la violencia como parto

de la historia!

¡La guerra es el mejor súbdito de la política!

muy pocos saben donde

 comienza una y termina la otra

Y viendo la narrativa de Bolívar

acudo a la secuencia de imágenes

a la que me predispuso el cine Achaguas

y en este momento

veo en los campos de Tinaquillo

pero no en el Tinaquillo de hoy

en el Tinaquillo del 23 junio

Reunidas las divisiones del ejército Libertador

—ayer por la mañana dice Bolívar

marchamos sobre el cuartel general enemigo

situado en Carabobo

y sobre Tinaquillo

sobre los campos de Tinaquillo

la cámara de mi ojo se detiene

en el bravo batallón Británico,

y luego en el Bravo de Apure y 1.500 caballos

á las órdenes del señor general Páez

Y bajo las órdenes del señor general Cedeño

la segunda brigada de La Guardia

con los batallones

Tiradores,

Boyacá

y Várgas,

y el Escuadrón Sagrado

que manda el imperativo coronel Aramendi,

Y bajo órdenes del señor coronel Plaza,

la primera brigada La Guardia,

con los batallones

Rifles,

Granaderos,

Vencedor de Boyacá,

Anzoátegui  

y el regimiento de caballería

del intrépido coronel Rondón,

—¿Quién es el padre, el hijo y el espíritu santo?

En la guerra como en la política

el jefe es uno y debe estar simultáneamente

en todos los lugares

En esta película que es la palabra de Bolívar

veo por los montes y desfiladeros

que nos separaban del campo enemigo

un movimiento de hombres

que honran a la palabra de Bolívar

—Nuestra marcha fue rápida y ordenada.

Mis ojos hablan para mis oídos

—A las 11 de la mañana

desfilamos por nuestra izquierda

al frente del ejército enemigo

bajo sus fuegos;

y en este instante en la página

aparece un riachuelo

atravesado por Bolívar

que es la primera persona que emplea el narrador

y el riachuelo,

—que sólo daba frente para un hombre,

á presencia de un ejército…

y enseguida aparece

por efecto de la alquimia verbal

una imagen que no son palabras

pero que dependen de la palabra

un ejército que bien colocado

en una altura inaccesible y plana,

nos dominaba

y nos cruzaba con todos sus fuegos.

Tengo de referencia

un riachuelo y arriba

un ejército que escupía todos sus fuegos

sobre un Bolívar que intentaba alcanzar

la altura inaccesible y plana.

De pronto el plural de la 3ª persona

da paso a —El bizarro general Páez,

á la cabeza de los dos batallones

 de su división

y del regimiento

de caballería

del valiente coronel Muñoz,

y la imagen de la alquimia verbal

persuade y conmueve hasta el punto

que el lector bien puede atestiguar

que —Páez marchó con tal intrepidez

sobre la derecha del enemigo

que en media hora

todo él fue envuelto y cortado.

¡Nada! Ni la mampostería ni la palabra.

—Nada hará jamás bastante

honor al valor de estas tropas.

El batallón Británico

mandado por el  benemérito

coronel Ferrier,

pudo aún distinguirse

 entre tantos valientes

 y tuvo una gran pérdida de oficiales.

Y entonces uno aprecia

en la palabra de Bolívar

a un Bolívar hablando con Páez

entre los cadáveres

y las quejas de los heridos

envueltos en el olor a pólvora

—yo en nombre del congreso

y en recompensa de tu conducta

en la última

y en la más gloriosa

 victoria de Colombia,

te hago acreedor al último rango en la milicia,

—el empleo de general en jefe de ejército.

Y ya uno tiene la impresión

que Carabobo

es clavo pasado… ¡un informe!

Y aparece entonces en la secuencia de imágenes

Bolívar hablando con el Vicepresidente

o más bien aparece el Vicepresidente

con toda la mirada

enfocada en la carta que acaba de recibir de Bolívar

¡Bolívar sabe narrar y sabe irse de parte!

en una misma carta

—De la segunda división

no entró en acción

más que una parte

del batallón Tiradores de La Guardia,

que manda el benemérito comandante Heras.

Y entonces de la línea de la carta

brota la imagen del general Cedeño

desesperado peleando contra

los obstáculos del terreno

hasta que por fin los vence

y su División que no ha podido

ve a su jefe estrellarse él sólo

contra una masa de infantería

y en medio de ella,

al modo que merecía terminar,

termina

—la noble carrera

del bravo

de los bravos de Colombia.

Y vemos a un Bolívar herido

contemplando en la caída de Cedeño

la caída

de dos de las columnas

 de la república:

—ninguno más valiente que él,

 ninguno más obediente  al gobierno.

Y entonces se ve a Bolívar

recoger el cuerpo de Cedeño

y ya con las cenizas en las manos

las recomienda al congreso

 —que se le tributen

los honores

 de un triunfo solemne.

¡Es el Bolívar que está en todas partes!

Y de nuevo de la letra emerge

el dolor de la república

y el dolor que sufre la república

desprende la otra escena

en que el intrepidísimo coronel Plaza,

lleno de un entusiasmo sin ejemplo,

se precipitó

sobre

un batallón

enemigo

á rendirlo

y vemos a un Bolívar que le dice

a Colombia que el coronel Plaza

es acreedor á las lágrimas de Colombia

y  —que el congreso

 le conceda

los honores

de un heroísmo eminente.

Y aparece entonces

en el camino

de Carabobo a Valencia

la imagen del ejército enemigo

disperso,

moviéndose hasta donde lo permite

el cansancio,

bajo el acecho

 la persecución

no menos desesperada

del ardor de nuestros jefes y oficiales…

 

secundada por una escena

en la que aparece un Bolívar que escribe

alternada con un Bolívar

que le dicta a su secretario

—el ardor… en perseguirlo

 fué tal

que tuvimos una gran pérdida…

El boletín dará el nombre de estos ilustres.

Y aparece entonces un Bolívar

desde las alturas de Buenavista

que contó al ejército español

—pasaba de seis mil hombres,

y muy sobriamente le dice al Vicepresidente

—compuesto

de todo lo mejor

de las expediciones pacificadoras.

Este ejército ha dejado de serlo.

Cuatrocientos hombres

habrán

 entrado

hoy

 á Puerto Cabello.

La narrativa encara

un Bolívar frente al Vicepresidente

(y de esto se han olvidado

varios analistas de la batalla)

—El ejército libertador

 tenía igual fuerza

que el enemigo,

pero no más

que

 una quinta

parte

de él

ha decidido

la batalla.

Nuestras pérdidas

no es sino dolorosa:

apenas 200 muertos y heridos.

Es el momento que aparece

la imagen del coronel Rangel,

suplantada por un fragmento de la carta

y en la pantalla aparece la voz de Bolívar

que emerge de la borrosa imagen

de un castillo en blanco y negro

asediado por el mar y que siempre

aparece como víctima del salitre

—El coronel Rangel,

que hizo como siempre prodigios,

 ha marchado hoy

á establecer la línea

 contra Puerto Cabello.

La imagen siguiente del cierre de la carta

—Frente a Cúcuta el Libertador

se dirige a los honorables diputados

y lo hace a nombre de los bravos

que tengo la honra de mandar

—Acepte el congreso soberano

el homenaje de un ejército rendido,

 el más grande y el más hermoso

 que ha hecho armas en Colombia

en un campo de batalla.´

 

El Congreso no tarda en corresponder

al gesto de Bolívar

de la manera más alevosa

—Con el asesinato parcial del niño en la cuna

o el filtrado de las propuestas de Bolívar

formuladas ante el Congreso de Angostura.

De allí la ¡Funesta profecía!

que deriva González Guinán

del comentario de Bolívar

cuando escuchó

que las campanas

del templo

 en el Rosario de Cúcuta

se echaron a vuelo

Al publicarse la Constitución

— “Están doblando por Colombia.”

 

(El ruido de mi madre en la cocina

me indica que se me fue la noche

sin darme cuenta)

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