La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

domingo, 22 de abril de 2012

Carta a Claudia

San Carlos de Austria, 14 de abril de 2012

Estimada Claudia:

En primer lugar, el agradecimiento por lo de las fotos... Tú sabes, mejor dicho, por lo que conoces de mí, podrás imaginar cuanto significan en mi existencia.
¿Dónde estaba esta mujer escondida que ahora en dos líneas de un corto Mensaje se me revela? Este ser me invita a la humildad y celebración, pues ¿de qué barro están moldeados aquellos que no sufren? No creo en una existencia ajena al dolor, al padecimiento, porque entonces se renuncia a la capacidad amatoria del ser, a eso que prefieren llamar amor... Che, en una oportunidad, estableció un paradigma de ser humano: Sentir en carne propia lo que el otro siente, en cualquier parte del mundo... En realidad eso tiene demasiado túneles o costuras visibles con la esencia de la denominada Doctrina de Jesús o en general con esa manera de alcanzar “la idea del bien” en la tierra, de explicar el origen de la vida y el destino del hombre, criatura superior, desde la antigüedad ganada por el imperativo de la trascendencia de la muerte, fines irrenunciables de las religiones, insumo y argumentación siempre a mano, generalizado, casi único, a consecuencia de la concentración del conocimiento, de la sabiduría, en las aristocracias de siempre... ¿No es esta una dictadura de la que muy pocos se quejan?
¿Cómo entonces se podrá ser feliz en una sociedad como la que nos tocó vivir? El mundo no es un lecho de rosas...
El hambre de millones de seres humanos constituye la riqueza de las poquitas familias que controlan el quehacer financiero —y sus derivados, hasta la moda— de la mayoría de los países, por no decirte de todos los países, en mayor o menor grado.
¿De qué barro está moldeada la conciencia de quienes tropiezan con un niño hambriento, con una niña cuyo cuerpo está en venta porque carecen de otra opción, y voltean para otro lado, porque con ellos no es el asunto? Son los invulnerables, los exitosos con algún puesto de rutina en la mesa de los poderosos, que generalmente se olvidan de su origen clasista, convertidos en la expresión más lacerante del egoísmo...
¿Apetece una vida así? ¿Está realmente colmada una vida así de felicidad, blindada contra toda fisura que permita la entrada del grito desesperado del otro? Es la condición de los triunfadores en una sociedad como la nuestra: a pesar del diluvio, primero yo, por encima de media humanidad, si ese fuera el caso... ¿Qué flores Claudia podemos cortar en ese jardín? Son los ejemplos de los realizados a plenitud... pero en realidad no son más que piezas de la gran trasnacional de la muerte y la mentira descarada... ¿Se podrá construir en ese universo una especie de Isla de los felices?
A ese marco general, objetivo, más allá de lo que uno cree, agréguele los cataclismos del alma: esta vez, lo que nace de la necesidad que tenemos del intercambio de nuestro cuerpo, la irrenunciable tarea de propagar vida; eso que Ustedes prefieren llamar amor...
Aquí el asunto también se complica: Generalmente oímos más los prejuicios que el atildado consejo proveniente de lo que pide y desea nuestro sentimiento... El amor se convierte en un blanco más de los valores de cambio: Doy para recibir; te doy para que seas mía toda la vida... El amor no es un instante, no es cambiable, es un asunto de vida eterna... ¿Qué te parece? ...así el amor, es un acto indefendible: estará condenado al fracaso... (Me niego a creer que eso es el amor)... ¿Qué es entonces el amor? Ese estado, esa atmósfera, esa conducta que provoca el ser que nos atrae... esa fuerza que nos mueve con pudor, con dignidad, hasta cualquier altura, tanto que nos separa del mundo, porque no entrega otro más hermoso. Y es lógico que esa misma fuerza contenga en su interior, su contrario: Lo olvidamos y allí viene la ruptura; lo impensable. El amor también es un combate: aquí entran en acción, la estrategia y la táctica. Por lo menos, en este instante, recuerdo la que nos legó Mario y con ello el interrogante: ¿Hasta donde la experiencia ajena puede auxiliarnos?
Jamás me gustó el papel de consejero: Realmente me agrada ser estudiante y vivir en una sociedad de estudiantes, pero si no se dispone de recursos superiores al de los otros, no sobra (es de inteligentes mirar como lo hicieron los demás), para ver “cómo lo puedo hacer yo”. Cuidado con utilizar armas y procederse eficaces dentro de un contexto, en otro de condiciones muy distintas, por muy parecidas que sean. El éxito depende en responder adecuadamente como lo exige cada caso concreto…
Sí el amor da la sonrisa, también da la lágrima; sí nos condena, también nos salva. En cada caso concreto, demanda posturas y respuestas concretas. Dentro de él, esa relación de dos, está la salvación: No espere nada que venga de afuera: puede ayudar, pero la correlación de fuerzas que determinan son de adentro.
Claudia ¿No reclamará el amor de parte de quienes desean transformar el mundo una nueva sensibilidad? ¿Una nueva actitud?
Me agrada la estrategia de Mario; te lo confieso; hay también un poema de Cardenal que me entusiasmó mucho cuando lo leí y treinta años después me sigue entusiasmando: Yo puedo amar a otra como te amo a ti… Hubo un tiempo que el poema “Los amorosos” de Jaime Sabinas me resultó la página de un libro de consulta diaria…
¿Qué cómo sigo de pie? Mi madre me enseñó que nada de lo que no me pertenece se aparece en mi camino: Me detengo, bebo la gracia del cielo, pago todo lo el que amor me cobre; me tiro al suelo y sigo con mi dolor a acuesta, con o sin la promesa de encontrar a mi amor. Yo no apuesto a su renuncia aunque sé de que se trata por Octavio Paz: Todo amor es trágico. ¿Qué otra lectura emana del poema de Neruda, “Tango del viudo”? ¿Lo recuerdas Claudia?:

            Maligna, la verdad, qué noche tan grande, que tierra tan sola!
            He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,
            a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez
tiro al suelo los pantalones y las camisas,
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las paredes.
Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.

(Cito de memoria, perdona cualquier inexactitud). ¿Será que el amor es eso, la pequeña huella que el otro deja en uno? ¿O la herida sangrante que dejaron los besos? ¿O el deseo después de satisfecho que se manifiesta con más gana?
¡Qué no se me quite las ganas de amar! ¡Qué jamás pasen! ¡Qué tenga voluntad de comenzar y amar como la primera vez! Es todo mi consejo, todo cuanto puedo decir… ¡Qué sea tan inocente como la primera vez!
El amor vale todos los sufrimientos ¿Qué existe más bonito entre los seres?
Soy un fracasado y no me quejo, yo me guío por esta humilde doctrina: si el amor no nace espontáneamente como las flores, es mejor que no nazca… Este saber no le atribuye tiempo de duración, salvo el de su nacimiento…
Por su parte, Neruda nos dijo que era más corto que el olvido; y una cantante de ranchera nacida en España, interpretando a otro, o a si misma, nos inculcó que era más fácil, volver amar que olvidar.
Ando, tú lo sabes, en la más terrible desolación, pero me agrada saber que una mujer se trazó la meta de exiliarme de este estado de desesperanza, mostrándome el tronco viejo reverdecido…
Creo en el amor, porque en esta parte del mundo donde vivo, una mujer cuida de mis sueños, me enseña ganar la última batalla, después que las he perdido todas…
Todavía cuanto con una mujer que me ama aunque apenas vislumbro desde un proyecto…
Hay una mujer que piensa en mí y me espera…
Post scriptum: Cuando ando así, en ese estado, que necesito de una soledad acompañada de una voz que no haga ruido, leo a Hanni Ossott, y me ayuda, esa mujer que desde su padecimiento descubrió la lucidez de la locura. Hay en su palabra el impulso de lo humilde que sabe encarar toda dificultad… De allí de la carencia, del desamparo, de la orfandad más absoluta —por ella lo palpamos— también es posible encontrarnos con el impulso que nos permita reconstruir la ruina… ¿Quién desde el padecimiento hizo tanto en la poesía venezolana? Hanni de donde no había nada trajo la posibilidad del poema. ¿Quién bregó la carencia con más tino y suerte que ella? Te la recomiendo como una pomada, como un bálsamo para el cierre de tus dolencias, esta poesía de Hanni.
            En cuánto a defender el “derecho de la alegría” o su contrario, no soy muy optimista: ¿Por qué estar alegre cuando se está triste? Aparentar ¿no colinda con la doble moral? Una, en público, y otra, en privado. Un ser que no sea capaz de comprenderse a asimismo, menos comprenderá a los demás. Lo grandioso del ser humano está en que lo virtuoso, sea mayor a lo insignifícate, pero que nunca lo vacíe del todo…
            Creo en la alegría como un acto que da la vida, en la misma manera en que nos puede deparar la tristeza: Jamás perder de vista que ninguno de los estados son eternos. Y que ninguno llegó para quedarse. Ambos pasan…En este trance también toca comportarse de acuerdo con los deberes de la inteligencia.

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