La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

lunes, 6 de septiembre de 2021

Isla de Los Achaguas, Olvido y Desolvido X

 

Valencia s. XXI
De Carabobo el Ejército Libertador
persiguió a los realistas hasta Valencia.
Foto Lucía Salerno.
              CARABOBO IV
Hablan dos Oficiales Realistas
“TODO, 
TODO PARECÍA SE HACIA ADREDE,
Ó HABÍA UN DESEO DE ERRAR”
(Crónica)

                                                       Miguel Pérez

¿Puede mencionar su nombre?
—Josef Rodríguez Rubio.

¿Ud. se reconoce descendiente 
del Sr. D. Manuel María Rodríguez Rubio?
—Sí, soy su hijo.

¿Ud. reconoce ser el autor de la carta
fechada en Puerto Rico el 30 de Julio de 1821
que la Gaceta de Caracas, Núm. 14,
del Miercoles 12 de Septiembre de 1821
inserta íntegramente en el Fol. 55?
—¡Sí! Yo soy el autor.

¿Lo jura Ud. por el rey y por Dios?
—¡Lo juro 
por Dios 
y por el Rey 
que yo soy su autor!

En la carta se dice
 que Ud. llegó a Venezuela
formando parte 
de la invasión de Pablo Morillo? 
—En carta digo 
que yo llegué a Venezuela
formando parte
 de las tropas de Pablo Morillo.

¿Ud. estuvo entre los heridos
 de la reacción 
contra el General Bermúdez 
al mando de Morales?
—¡Así está registrado en mi carta 
pero de otro modo!

¿Ud. además se declara 
víctima 
del mando despótico de Morillo?
—¡Así está registrado en mi carta
 pero con otras palabras!

En la versión que presenta 
la Gaceta de Caracas; 
después de la fecha
 y de la identificación del remitente…
¿Cómo se llama su padre?
—Sr. D. Manuel María Rodríguez Rubio.

Le decía que después 
del registro del destinario;
a reglón seguido aparece la oración
 Mi amabilísimo
 y querido Papá de toda mi alma…
¿De esta manera Ud.  suele 
dirigirse al Sr. Rodríguez Rubio 
en  las comunicaciones privadas?
 ¿La versión de la Gaceta de Caracas
es copia fiel
 del original 
de su puño y letra?
—No leído la versión de la Gaceta…
pero si así está escrito en su folio, 
y de acuerdo
 a los fragmentos 
promovidos por Ud.
es copia fiel de mi original.

En versión de la Gaceta de Caracas
Ud. primeramente le dice a su padre
—el 27 del corriente llegó á Puerto Cabello
 la expedición del General la Cruz, 
y con ella recibí la apreciabilísima 
que V. me hace con fecha de 11 de mayo…
¿Ud. admite haber recibido
una carta el 11 de mayo?
—Sí, lo admito.

¿Lo jura por el Rey?
—¡Por Dios y por el Rey!

—Al leer V. la fecha de ésta, 
se admirará de hallarme en esta isla; 
pues vaya una narración 
de mi suerte 
y una sucinta idea 
de lo ocurrido en Venezuela, 
hechos todos certísimos 
que con la confianza, 
hija de un hombre bueno, 
debe V. darle asenso y cuantos lean ésta.
¿Ud. admite que entre el original
y la versión de la Gaceta de Caracas
no existe diferencia de forma y fondo
o en la colocación de una coma o punto?
—Para contestar lo último
debe Ud. permitirme leer el fragmento
que acaba de citar.
Pero en general… 
yo reclamo la autoría de ese fragmento
que Ud. acaba de leer…

(El inquisidor lee con despacio
le versión de la Gaceta de Caracas) 
—El 28 de Mayo rompieron el armisticio 
las frenéticas proposiciones
 que hizo Bolívar al General la Torre…
¿Puede Ud. mencionar cuales fueron
esas proposiciones que hizo Bolívar
al General la Torre?
—pidiéndole que se licenciase 
la mitad de las divisiones de Vanguardia 
para él hacer lo mismo con parte 
de su egército 
en atencion á que su mucha fuerza 
no podía sostenerla el país que pisaba…

Digamos que en segundo lugar
—interrumpe el inquisidor
y se queja de una palabra
que resulta ilegible
en la versión de la Gaceta de Caracas—
propuso al General la Torres
—le entregarse la plaza de Cumaná, 
igualmente que la provincia de Coro; 
y á este tenor otras muchas invectivas 
con solo el objeto de romper el armisticio 
y dorarlo con esta política aparente. 
¿Le pertenecen a Ud. estas palabras?
¿Ud. asume 
que estas frenéticas proposiciones
rompieron el armisticio?
—Con este motivo se declararon las hostilidades,
 y se esperaba por ambas partes el día 28 
que era el plazo de los 40 días detallados.
—Yo asumo que así lo escribo a mi padre.

Después del punto y seguido,
en la carta se lee: —En este medio tiempo
seducen con reserva y sagazmente…
¿Puede expresar a que se refiere Ud. en la carta?
—En este medio tiempo 
seducen con reserva 
y sagazmente 
la plaza de Maracaibo, 
y ésta espontáneamente se subleva, 
arrojan de ella su corta guarnicion 
con pretexto 
de atacar algunas 
partidas enemigas 
que se hallaban al frente, 
y levantan la voz de viva Colombia;
 sin efusión de sangre 
por parte alguna celebran su buen éxito, 
respetan las vidas de los europeos 
(pero no sus propiedades) 
y sin demora 
mandan 
una división 
como de 1000 hombres 
á la provincia de Coro á invadirla, 
y efectivamente lo logran 
sin tirar un tiro, 
pues las tropas que había en ella
 eran del mismo suelo, 
y cuyos soldados se fueron á sus casas.

¿Qué le agrega Ud. en la carta
al cuadro anterior?
A todo esto…  —Ud. le informa  a su padre…
—A todo esto nuestro egército 
tenia la tercera division 
en el pueblo de Bailadores,
con orden su comandante 
de replegarse á Trugillo 
y de allí á San Cárlos; 
esta retirada se efectuó 
con mucha bageza, 
pues no se disputó al enemigo 
ningun paso en mas de 60 leguas; 
y su Comandante D. Josef Tello, 
á pesar de estar
  cuando se rompió el armisticio 
en el pueblo del Tocuyo, 
no hizo lo que debia, 
y asi el enemigo logró 
pisar
 los pueblos que queria.

—En este mismo tiempo 
—Ud. le indica a su padre—
se hallaba
 la quinta division
 al mando 
del coronel Herrera
 en Guanare: 
esta columna 
de mas de 1000 hombres,
bastó saber
 venian los enemigos 
de la ciudad de Barínas, 
cuando á marcha forzada 
se retiró á San Cárlos: 
la division de Vanguardia 
á las órdenes 
del brigadier Morales 
se hallaba 
en los Llanos de Calabozo 
con 5000 hombres. 
Inmediatamente Ud. añade 
—Como el punto de San Cárlos
 era tan cargado de fuerzas 
mandó la Torre 
marchase 
á San Cárlos 
el segundo de Valencey 
y la mitad de la caballería,
 abandonando la Vanguardia á Calabozo,
y marchando el resto á tomar á Caracas, 
cuya ciudad 
habian invadido los enemigos 
de la provincia de Barcelona 
á las órdenes del General Bermúdez.

A partir de aquí 
Ud. 
aparece como protagonista
—Efectivamente marchamos, 
y Morales bate
  el 24 de Mayo
 á Bermúdez 
á un día de la capital, 
y repuestos con la tropa
 que tenían allí, 
siguen su retirada 
hasta dos días 
de camino 
en el pueblo 
de Guarenas 
en donde se fortificaron: 
seguimos con 1800 hombres
á aquel punto, 
los atacamos 
y nada mas 
que muchísima pérdida conseguimos, 
tanto que el 14 de Junio 
quedó grabado para siempre
sobre mi tercera costilla
del lado izquierdo, 
que la descubrió 
unos tres dedos 
una bala de fusil, 
pero no penetró ni me fracturó; 
y habiéndome 
casi 
dislocado el hombro derecho 
con una fuerte contusion, 
tuve la fortuna 
de irme á Valencia 
con los demás heridos. 
En este estado quedó la division 
y marchándose Morales 
á reunirse con la Torre 
á la sabana de Carabobo 
en donde se hallaba reunido 
yá 
todo nuestro egército, 
dejó al frente de Bermúdez 
al Coronel D. Josef Pereira.  

¿Está Ud. conforme
con esta versión de su carta
que ofrece la Gaceta de Caracas?
¿Tiene alguna objeción?
—No, estoy conforme.
Eso fue lo que yo le escribí a mi padre.

De manera enfática,
Ud. escribe preso del asombro
—21 dias, querido Papá, 
estuvo el egército
 campado 
en dicha sabana; 
de suerte 
que este tiempo 
dio lugar 
á que ellos reuniesen 
hasta las partidas 
mas remotas:
 todo, todo parecia se hacia adrede, 
ó habia un deseo de errar.
¿Así lo escribe Ud. a su padre?
—Así lo escribo yo a mi padre.

¿Puede Ud. reconstruir de memoria
la narración que ofrece de la batalla?
—El 24 del pasado 
por fin 
entra el enemigo 
por los desfiladeros 
de su izquierda; 
y emboscados 
logran 
que batallon por batallon
vayan á su posicion á batirlos, 
resultando al fin batirnos en detall, 
mientras que parte de su caballeria 
nos envolvia 
y cortaba 
por nuestro flanco izquierdo, 
siendo 
en conclusion 
disperso todo el egército 
en todas direcciones, 
y retirándose en masa 
solo el valentísimo
 batallon 1.º de Valencey 
con dirección á Valencia, 
y sin pararse en dicha ciudad, 
pues aun en ella
 estuvo 
muchas veces envuelto por los enemigos…

Déjeme decirle que no sé
si más bien leo lo que acabo de oír
de su confesión…
Ud. acaba de decir
o yo acabo de leer
que no se detuvieron en Valencia
¿Hacia dónde marchaba
el ejército en retirada?
¿Hacia Caracas?
¿Con qué se toparon Uds. en Valencia? 
—sigue á Puerto Cabello 
favoreciendo 
las reliquias del egército 
y los muchos emigrados 
que habia allí 
de toda la provincia; 
bien que asi 
de unos 
como 
de otros 
quedaron 
muchísimos 
abandonados 
por no tener bestias 
y por no haber sabido
 la derrota 
hasta oir los tiros; 
de suerte 
que el 25 
amanecimos 
ya en Puerto Cabello,
 sin poder salir á media legua de alli…

¿Cuántos entraron con Ud. en Puerto Cabello?
—Como que en mi concepto 
nos juntaríamos 
algunos 3,000 hombres 
en un perímetro
tan corto 
y tan mal sano, 
muy pocos víveres 
y cerca de 500 heridos y enfermos…

Pues, bien, la pregunta obligada
¿Cuál fue la primera medida tomada La Torres?
—empezó la Torre 
a dar pasaporte 
al que quería de los paisanos 
y á los militares
heridos ó inútiles, 
y efectivamente 
salió el 29 
un convoy 
para Curazao 
de cerca 
de mil personas, 
y el 8 
del corriente 
otro…

—“otro para esta isla”
refiriéndose a Puerto Rico…
¿con algunas 2,000 almas?
—con algunas 2,000 almas. 

¿Y Ud. como llegó a Puerto Rico? 
—Yo aprovechándome 
de mis heridas 
lo solicité 
y logré 
con el objeto de curarme aquí…

Alude Ud. al pasaporte;
¿Cuánto tiempo prevé pasar en Puerto Rico?
—estaré hasta Febrero, 
cuyo tiempo intermedio 
necesito 
para recoger mis ajustes 
que llegan á 8,000 pesos,

… pasando añadir
Ud. de forma inesperada
seguido a la pausa 
menor que el punto
—con que perdida ya, 
como lo está real 
y verdaderamente 
Venezuela, 
debe V. contar 
positivamente 
con que estaré 
en esa 
lo mas tarde por Marzo, 
y quizás si viene 
Belen
por Setiembre ú Octubre 
me anticiparé.  

En el siguiente párrafo
explica a su destinatario
que la única manera 
de acceder al pasaporte
—Lo cierto 
es
 que si quiero pedirlo 
será como inútil en accion de guerra.
“No dejan ir á ningun oficial sin hallarse inútil;”
y puesto que 
“todos mis crecidos bienes se disolvieron,”
—infórmese V. 
como anda 
el sueldo 
de los retirados
  que se hallan 
agregados 
al E. M. 
de esa plaza; 
pues si anda bien, 
lo solicitaré para ella, 
y si no,
con viveza 
escríbame V. 
para ir de otro modo.

El párrafo final 
no tiene
desperdicio, aunque luce
como una carga del despecho
—Si D. Pedro de Juan, 
padre de un oficial 
que ahora está aquí, 
le exigiese leer esta, 
no tenga V. 
reparo
 en mostrársela; 
y si alguno le preguntare, 
por qué se ha perdido Venezuela? 
digales V. 
que por 
el despotismo, 
desprecio, 
robos 
mal tratos 
é impolítica 
con que desde el General 
en gefe D. Pablo Morillo, 
como casi toda su expedición, 
trató á cuantos pisaban á Venezuela,
tanto criollos como europeos, 
tropas y demás dependientes, 
á todos, 
á todos se les tiranizó 
maltrató y robó, 
siendo uno de ellos, 
y de los que no 
les sirvieron 
sus méritos 
pecuniarios 
ni personales
 su afectísimo hijo 
que le quiere muchísimo, 
igualmente que á mamá, 
y les B. S. M .
Josef Rodríguez Rubio.

Esta carta, junto a la de J. M. de Juan,
dirigida a 
—Mis queridos
 y respetados padres,
precedidas 
por la —exposición que el General Morillo 
ha dirigido á su Gobierno 
despues de su regreso á Madrid, 
integra la sección que la Gaceta de Caracas,
titula “Pequeño triunfo 
de la razón y de la justicia”.
De las dos primeras se advierte
que su autoría corresponden
a —dos oficiales españoles
 que lograron salir 
de Puerto Cabello á Puerto Rico,
 interceptadas 
en un buque apresado 
por nuestros corsarios…
“las publicamos sin notas ni reflexiones”
Y en cuanto a la Exposición
—que ha llegado á nuestras manos sin fecha…

La carta de J. M. de Juan
está fechada en Puerto Rico 
y es de Julio 24 de 1821.
A su queridos y respetados padres
el oficial J. M. de Juan
desde cierto ángulo 
de complacencia
le manifiesta que
—se han visto cumplidos 
mis pronósticos 
sobre la surte de Venezuela: 
una accion bastante desgraciada 
por nuestra parte
 acaba de decidir
 la total posesión 
de ese vasto país 
por los enemigos, 
no quedando mas 
que el rincón de Puerto Cabello, 
en donde 
se han refugiado
 los restos de nuestro egército, 
justamente
 con todos
 los habitantes adictos 
á nuestro partido de toda la provincia.
—No sé como explicar 
á ustedes 
el gozo que experimenta
 mi corazon 
al verme separado 
de un suelo 
en donde 
no se experimenta 
mas que calamidades, 
y libre del despotismo
 de gefes 
cuya existencia 
no labra mas 
que la ruina 
de sus semejantes; 
pues habiendo obtenido 
el pasaporte para la Península, 
he tenido que trasladarme 
á este puerto 
á toda prisa, 
habiendo perdido 
equipage, 
dinero ahorrado 
que tenia, 
caballos 
y demas; 
pero he encontrado
 excelente hospitalidad…
—¡Qué diferencia de aspecto 
presentaba ese desgraciado país 
hace cuatro meses! 
pero  la malignidad, 
la ignorancia 
y sobre todo la inaccion 
en que pasaban nuestras fuerzas, 
miéntras que los enemigos 
incansables 
en sus proyectos 
se han sabido aprovechar
de los mas mínimos instantes, 
realizando en un día 
el inmenso trabajo de 10 años, 
hemos visto con dolor 
las fatales consecuencias 
que lo han conducido 
á su última destrucción y desgracia.  
Mi pluma no puede alcanzar 
á hacer un detall 
de los sucesos 
desgraciados 
de Costafirme; 
pero á la voz 
enteraré 
al mundo entero 
si fuese posible 
de las causas 
que han producido
 tan horrorosos efectos.
El remitente advierte a sus padres
“voy en clase
 de retirado agregado
 á la plaza de Cádiz” 
y le sugiere al padre
que si desea una mayor información
—Vea á D. Manuel Rodríguez Rubio 
que vive en la calle del Horno quemado, 
casa núm. 104, padre de un compañero mío 
que ha llegado á esta conmigo…
J. M. de Juan

Como quiera que ambos oficiales
no ven sino exclusivamente
en el desastre de Carabobo
la incompetencia de sus jefes
y el manejo despótico,
esa noche sobre el canto del gallo,
hice algunas anotaciones
de la exposición que el General Morillo 
ha dirigido á su Gobierno …
El general dice abandoné a Venezuela
después de —encargado del mando 
del ejército expedicionario de Costafirme 
que estaba á mi cargo 
al Mariscal de campo D. Miguel de la Torre…
La Exposición de Morillo
tiene por objeto 
seguir reclamado 
que su gobierno
—continúa olvidando 
á unos soldados 
que han llamado
 la admiración del mundo 
por sus virtudes y heroísmo, 
que son tan dignos 
del reconocimiento nacional. 

declarando estériles todas
las gestiones realizadas
todos los informes presentados al Ministerio
desde que llegó de la Metrópolis
a conforme lo sugiere su queja
—no he podido 
fijar la atencion del Gobierno 
sobre la parte de la América
 que me estaba confiada.
Resulta muy curiosa la estimación
de Morillo sobre el enfrentamiento
 de la España Ultramarina contra la Metrópolis
al comentar en los términos
de —la desigual lucha en que me ha visto
 [La Europa] 
comprometido desde el año de 1815…
El General Morillo deja constancia
que en esta oportunidad
como en todas las circunstancias
— el bien 
de mi patria 
y la gloria
de la Nacion 
y del Rey 
han guiado siempre mi conducta.
Y luego describe el cuadro complejo 
de la España Ultramarina 
que complicó sus planes
—Una tierra devastada, 
empapada en la sangre 
que había derramado 
el furor de los partidos, 
pueblos desiertos ó reducidos á cenizas, 
el comercio 
y la agricultura destruidos, 
y las principales fortunas disipadas, 
no podían ofrecer auxilio ninguno
para mantener 
la fuerte división de mar y tierra 
que llegó conmigo á la costa de Venezuela…  
Por lo que a su juicio, no tardó encontrarse
—todos envueltos en la mas horrorosa miseria…
Lo que le da pie para la reiteración
que —lanzados todos nosotros 
al otro lado del Océano, 
vimos con dolor
 acercarse
el momento 
de nuestro total
 exterminio
 por el culpable abandono 
á que se nos dejaba entregados.

Y en estas condiciones no sólo
estaban obligados a bregar
—contra los numerosos enemigos 
que por todas partes se levantaban 
desde la insurreccion de Margarita; 
sino que además Morillo contabiliza
que —Bolívar 
con la expedición 
que formó 
en los Cayos 
de S. Luis, 
llevó nuevamente la guerra á Venezuela, 
y abrió el sangriento teatro de combates, 
que con tanta gloria de las armas españolas 
se ha sostenido hasta la época del armisticio, 
en cuyo tiempo —expone Morillo,
el ejército expedicionario siguió—
— luchando 
no solo contra 
los habitantes armados, 
sino contra mas de 8,000 ingleses 
que desde la batalla de Waterloo 
pasaron á seguir la causa de los disidentes…

y prácticamente sugiere el General Morillo
que esa proeza del ejército expedicionario
demuestra —lo que puede la lealtad 
y constancia de los soldados españoles.

en aun de encontrase en el estado orfandad,
objeto de la protesta.

El general Morillo le informa a su gobierno 
que —Allí existen todavía 
los restos de 7,000 hombres 
que desembarcaron ha mas de seis años 
con la precisa condición 
de ser relevados 
á los tres de campaña… 
insistiendo una vez más en su petición
que se —atienda su crítica situación,
y los salve, á lo menos, 
en premio de sus servicios.
La cifra indicada por Morillo
es objeto de impugnación
por el redactor de la Gaceta de Caracas
—Puede haber aquí equivocación del pendolista, 
pues no hay duda que el General Morillo 
trajo consigo mas de 10,000 hombres, 
y que la expedición del Brigadier Canterac, 
que también 
quedó 
á las ordenes de aquel General, 
se componía
 de 3,000 y pico
de hombres. 
Resulta, pues,
 que el total 
de su fuerza está disminuido en su mitad.
El general en continuidad de su inventario
asevera que —Apenas quedan 2,000 europeos 
de los que han podido
sobrevivir 
á los combates, 
á las fatigas 
y á la influencia
 del clima…
Y le subraya al Ministerio 
al que va dirigida su exposición
en términos muy dramáticos que 
—sin sueldos, 
sin recursos, 
y casi 
sin esperanzas 
de salvarse, 
el General la Torre 
y el ejército de su mando 
esperan con mi venida á esta capital 
el término de sus males, 
la resolución 
que 
ha 
tanto tiempo 
exigia el estado de aquel ejército.
Con la astucia de un experto litigante,
cuelga la advertencia en su protesta,
al solicitar del Ministerio al que se dirige 
—que estas deliberaciones no se retarden 
para ahorrar víctimas 
y sacrificios inútiles,
que estando en contradicción
 con nuestros principios 
y con la filantropía del Gobierno,
presentaran al mundo 
efectos 
de una indolencia 
que no es posible 
se continúe 
bajo el imperio 
de la justicia, de la razón y de las leyes.
Finalmente el General ratifica
que de no lograr la atención del Gobierno
 sobre el asunto expuesto
—yo no cesaré de molestar 
la atención de V. E., 
y del Rey constitucional 
á favor del heroico ejército 
que he mandado: 
haré conocer á la Nacion 
el interes que me anima 
para que se atiendan sus servicios 
y se salven aquellos veteranos 
del furor de sus enemigos; 
y cuando nada consiga, 
habré ilustrado
 á mis conciudadanos 
sobre el estado de la guerra de América, 
y mis antiguos soldados 
de Costafirme, 
y los beneméritos habitantes
conocerán los esfuerzos 
que ha hecho su General
 para conseguirles el reposo 
que tan justamente se les debe. 
Esta acción de Morillo
habla bien de sus cualidades de jefe militar
en cuanto acción moral 
o compromiso
encierra
 con sus subordinados 
y colaboradores,
al abogar 
en las más altas esferas 
del gobierno del Rey
por —la suerte del ejército 
y la de los buenos 
y leales habitantes
  comprometidos, 
tan dignos por todos títulos 
de la consideración, 
agradecimiento
 y cuidado del Gobierno.
Estos tres documentos obligar a colegir
sobre le estrechez de mira que acompañan
 a muchos historiadores al ocuparse 
de la guerra entre los peninsulares
y la América de España.
Morillo pone de manifiesto
el papel determinante 
del factor económico.
Atribuye al fracaso de su expedición
a la poca atención que recibió 
del gobierno del Rey.
La mucha o poca razón que animan
a los dos oficiales en sus cartas
de atribuir al manejo despótico
de sus jefes (Morillo y La Torre)
la derrota de Carabobo
queda desdibujada en este contexto
expuesto por el general Morillo.
Pero ambas comunicaciones,
de ambos oficiales realistas
mantienen apego al libreto 
del arte de guerra.
J. M. de Juan destaca sobre 
el desempeño del Ejército Libertador
que —los enemigos 
incansables 
en sus proyectos 
se han sabido aprovechar
de los mas mínimos instantes, 
realizando en un día 
el inmenso trabajo de 10 años.
Mientras que Rodríguez Rubio
lega la más universal e imperecedera
de todas las consideraciones
que puedan esparcirse 
de la batalla de Carabobo
cuando dijo en relación
de las fuerzas realistas
—por fin 
entra el enemigo 
por los desfiladeros 
de su izquierda; 
y emboscados 
logran 
que batallon por batallon
vayan á su posicion á batirlos, 
resultando al fin batirnos en detall, 
mientras que parte de su caballeria 
nos envolvia 
y cortaba 
por nuestro flanco izquierdo, 
siendo 
en conclusion 
disperso todo el egército 
en todas direcciones, 
y retirándose en masa.

¡Suponemos que esta es la esencia
del arte de la guerra!
Por lo menos lo es de la política.

Una visión más localista
la brindan los versos
de Eduardo Hernández Guevara
consagrados al Negro Primero,
“Carbón de radiante luz”,
que yo me aprendí de memoria
cuando la escuchó una noche 
en el bulevar de San Fernando
de los labios de su autor:
—Al campo de Carabobo
llegó por los cuatro vientos,
como la furia del mar,
toda la furia del pueblo:
Relámpagos del Oriente,
iluminaban el cielo;
el farol del Catatumbo,
llegaba con sus reflejos
y llegó como una tromba
el ventarrón avileño.
Fauces de un dragón herido
el mortal desfiladero
donde levantó el coraje
una muralla de muertos
mientras “Los Bravos de Apure”
con remolinos de acero,
desgarraron para siempre
las banderas de un Imperio.
En esta oportunidad
quiero convocar la atención
hacia la posible desembocadura
de estos tres versos
 de Hernández Guevara:
Al campo de Carabobo
llegó por los cuatro vientos,
(…)
toda la furia del pueblo.
No obstante amella un tanto
el monopolio exclusivo
que adjudica 
a “Los Bravos de Apure”.
En su exposición; Morillo
menciona —los numerosos enemigos 
que por todas partes se levantaban;
—los habitantes armados.
Suponemos que esta 
es
 una sola sustancia 
nombrada con calificativos distintos.

En definitiva Bolívar triunfó en Carabobo
porque encontró quien lo acompañara
en ese inmenso desafío.
Pudo multiplicarse en muchos hombres.
Y pudo vencer porque en definitiva
no peleó en el sitio en el cual el enemigo
lo esperaba al bajar de las alturas de Buenavista.
Lo hizo por donde el enemigo no lo esperaba.
 
Quien se detenga pensar en esto
fácilmente puede entender porque la oposición
en 20 años no ha podido derrotar al chavismo. 

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