Achaguas, cruce de destinos. Desde Apurito, la izquierda. Y desde San Fernando, la derecha. Foto Fernando Magallanes. |
EL AMOR DE BOLÍVAR QUE MURIÓ
EN LA VILLA MÁS IMPORTANTE DE APURE
(o más propiamente en Achaguas)
(Crónica)
ahora estoy distante
de las sabanas
(es que
no sé empezar
y tengo
metido entre cejas y cejas
que la
primera línea es de Dios)
pero las sabanas
están conmigo
donde yo estoy
en el centro de Caracas
a las puertas
de la Pulpería del Libro
¡oigo a un lugarteniente
de Gustavo Machado!
—entre San Juan de Payara y Achaguas
los soldados vieron como detrás de Bolívar
Pepita Machado se volvió sabana
¡Polvo y terrón del llano!
—¡Malaya la mala hora que apagó su
corazón!
¡oigo al general Gustavo Machado!
a las puertas del edificio
Cantaclaro
—Pepita enfrentó a su familia
y se fue a caballo y en mulas
y por barcos detrás de Bolívar
y estuvo con él
en las horas amargas
de Las
Antillas
y vino al llano y se volvió llano
y cuando la ola trajo a la orilla
la mala noticia como piedra del
silencio
un soldado escuchó lo que dictó
Bolívar
a su secretario en carta para su tío
Palacios
—¡Ya Bolívar no existe… está muerto!
—¡Malaya la mala hora que apagó su
corazón!
De 1813 a 1819 ningún otro amor
eclipsó el de la “Señorita Pepa”
como familiarmente la llamaban en el
ejército
y está documentado que “poco faltó”
para el naufragio de la primera
expedición de Haití (1816)
en razón al retraso del barco que la
conducía a Margarita
pero sabedor Bolívar por demás de
que llegaría
la expedición no arrancó hasta que
ella
no descendió del horizonte
¡Todo el mundo ve en la guerra lo
que quiere ver!
¡El poema ve lo que permanece lejos
de la luz
pero que es luz y más luz de todas
las luces!
me causa admiración, sus antojos
y me ordena: “dígalo de este modo.
Vea esto.”
—¿Por
qué el empeño de Morillo
de concentrar toda su atención
y por tres veces venir con todas
sus fuerzas contra los defensores
de Apure?
Desde la aparición
del diablo Boves
el llano es la guerra
y el modelo es Troya
—y Desde la muerte de Boves,
Páez es el jefe de los llaneros
por circunstancias análogas,
pero con otros propósitos.
pero con todas las mañas
—se dirigió por tres veces
con fuerzas triples a las nuestras
(dice Páez de Morillo)
y tres veces salió de Apure
con las manos vacías
y dice también
muchos jefes y oficiales
no pensaron
que yo no podía resistir
con mis pocas tropas
al general expedicionario
y menciona entre
los que con pasaporte
me abandonaron
en aquella peligrosa posición
a Santander,
a Conde,
a Blanco,
a Carreño,
a Manrique,
a Valdez,
al Doctor José María Salazar,
y algunos emigrados
como el Doctor Yánez
y los presbíteros
Méndez y Becerra.
—y sí
¡es
verdad!
te
abandonaron
pero no abandonaron la patria
y tampoco era fácil
permanecer a tu lado
—Compañeros,
les dije,
me han matado mi buen caballo
y si ustedes no me ayudan,
yo me lanzaré solo a perecer
entre las filas de mi caballo
y bajo esta bandera
triunfó en Mata de la Miel
—no era fácil
permanecer a tu lado
—“nulo en política” —precisa O’Leary
de ti mi general Páez
(y lo era en este momento
a pesar de la queja de Gil Fortoul)
como ya Santander se perfilaba
más ambicioso de dinero que de gloria
y no hay razón para creer
que ya desde aquella época
veía con malos ojos á Bolívar
pero si en aquel momento
Santander te abandonó
pero fue él el que le habló
a Bolívar de tu ejército
y el hecho de Manrique
servil de puente
entre tú y Bolívar
las pérdidas son ganancias
Y hay más mi General Páez
sobre este cobro de factura
retrospectiva
Méndez Echenique topó
con tu carta de 1820 (octubre 18),
escrita en Mantecal
y tú allí le tira flores al general
Francisco de Paula Santander
—en
medio de tanta miseria
es usted el único que se ha dedicado a remediarla.
Usted me ha sacado de mis apuros;
usted ha sido el único que se ha
dedicado
a protegerme;
a usted, en fin,
es a quien debo
el medio
desahogo
en que me hallo”.
—Las sabanas incendiadas de
Mucuritas
son el primer revés del ejército de
Morillo
después de su llegada a Costafirme.
(27 de enero de 1817).
—¿Quién lo niega?
Eduardo Blanco cantó tu gesta
y Gallegos le reservó lugar
en Doña Bárbara
y nadie te quita lo bailao
—más temible cuanto menor
era la fuerza que mandaba
(O’Leary dixit)
—pero Ninguno de los héroes de la
patria
la ha mandado como vos
todo está muy bien pago
El año 18
Desde el principio le fue
contraria la fortuna a Bolívar.
Como se sabe En 1817,
noviembre 21,
el general Bolívar
sale de Angostura,
y abre así la campaña
por los llanos de Calabozo
contra el ejército español
mandado por Morillo
y su teniente La Torre
pero adelantada
a las órdenes del general Zaraza,
La primera división patriota,
encontró a La Torre
el 2 de diciembre
en el hato La Hogaza
y quedó destruida.
pero Bolívar
que es más peligroso
en la derrota
regresó a Angostura,
y de la noche a la mañana
levantó otra división
de hasta 3.000 hombres,
por mitad infantes y jinetes,
y ya para el 31 de diciembre
remonta el Orinoco
y ya para enero
incorpora en San Juan de Payara
parte de la fuerza de Páez,
mil y tantos jinetes.
Hacia el centro
en busca de Morillo
avanza Bolívar
—Páez marcha al frente
y al frente de jinetes llaneros
mientras que Cedeño y Monagas
comandan Dos cuerpos de caballería
a la retaguardia
—fue Calabozo —palabra de O‘Leary
el primer campo de batalla
en que se avistaron Bolívar y
Morillo
—Morillo estuvo a punto de morir
y no se sabe cómo se salvó Bolívar
de la celada en Rincón de los Toros
—A la ligereza de su caballo
y al sacrificio del coronel Navas
y a los oficiales de la escolta
Morillo les debe la vida
menos el lanzazo recibido
de un soldado de caballería
mientras que a Bolívar
lo salvó el presentimiento
aunado al sueño ligero
y el despertar pronto
Briceño Méndez cuenta
en su relación que
—“tan léjos estaba el Libertador
de creer que podía salvarse,
que había desnudado su garganta
y empuñado un puñal para degollarse.”
—A este hombre lo perseguía
la desgracia y las dificultades
pero también el tiempo
en que el sueño
se abre como un mapa
y devela la puerta
del laberinto.
—¡Ah caramba mi hijo!
me gusta esta línea
este despliegue
—Solo debo repetir
que en aquellas condiciones
de desasosiego
y tan pronto como el 5 de junio,
ya de regreso en Angostura,
soldados y oficiales
y todos los allegados
al campamento
sólo escucharon
de sus labios
un vasto plan
que movía a risas
muy bien parecido a la insensatez:
—convocar
un Congreso,
establecer el gobierno constitucional…
y trasmontar los Andes,
libertar a Nueva Granada,
fundar a Colombia,
dándole al propio tiempo
el golpe de gracia
a la dominación española.
—pero
Todo se realizó.
al pie de la letra
¡si señor al pie de la letra!
¡Tiempo de soñar!
y tiempo de recoger
la cosecha del sueño
Y —Mientras se practicaban
las elecciones,
Bolívar hizo viajes a Maturín
y al Apure para vigilar
personalmente
la organización del ejército…
asegura Gil Fortoul
que el mensaje
y proyecto constitucional
de Angostura
los dictó Bolívar
a su secretario
probablemente
a la hora de siesta,
a orilla del Apure
y es de apostar
por esta posibilidad
dice Páez que
—el 24 de mayo
El Libertador
se embarcó
en San Fernando
rumbo a Angostura,
y no volvió a Apure
hasta principios del 19.
pero
—su discurso
o mensaje,
de Angostura, 1819,
más que
el de Bolivia, 1825,
solo bastaría
para colocar
al Libertador
en la cumbre
intelectual
de la América latina.
Cumplía entonces
treinta y seis años
y estaba
en la plenitud
de su genio.
—¿Y quién puede
poner en dudas
a estas Palabras
de Gil Fortoul?
—de regreso
de San Juan de Payara
a Angostura
y después
de promover a Páez
á general de división
y de las instrucciones expresas
—permanecer á la defensiva
y aún retirarse sobre el Orinoco,
en caso de Cruzar el Apure Morillo
en seguimiento suyo
—Habla O’Leary —
Reclinándose en la hamaca
durante las horas
del calor opresivo del día,
ó en la flechera
que le conducía á bordo,
sobre las aguas
del majestuoso Orinoco,
ó bien á sus márgenes,
bajo la sombra
de árboles jigantescos,
en las horas frescas
de la noche,
con una mano
en el cuello
de su casaca
y el dedo pulgar
sobre el labio superior,
dictaba á su secretario
en los momentos propicios,
la constitución
que preparaba
para la república
y la célebre
alocución
que ha merecido
tan justa admiración
de los oradores y estadistas.
pero Méndez Echenique
sostiene —aunque me debe la fuente—
que no fue como lo dice Fortoul
ni
O’Leary
—Durante
la permanencia
de Bolívar en San Juan de Payara
trabaja en la elaboración
de uno de sus documentos
más logrado…
el discurso de angostura
Las divisiones estaban listas
en movimiento para caer
sobre la concentración
del ejército de Morillo
en los alrededores de Calabozo
—pero en la mañana del 21
recibió en San Juan de Payara
un correo de Angostura
—han arribado a este puerto
Perseverancia y Tártaro
con las tropas alistadas
en Inglaterra
por el coronel Elsom.
Y muy pronto
debe llegar
otra fuerza considerable,
al mando del coronel English,
que había salido el año anterior
á levantar una fuerza respetable
en la Gran Bretaña.
pero es bueno que se sepa
que diciendo Páez que
el intento de nombrarme
general en jefe
ocurrió en San Fernando
tal cual refrenda Gil Fortoul
el general O’Leary
testimonia
que tuvo lugar
en Achaguas
—Bolívar
acababa
de salir
para Angostura.
Al día siguiente
de su partida
el general Páez
pasó revista
á las fuerzas
reunidas
en Achaguas…
días después
de la revista
convidó Wilson
al general en jefe
á comer
y durante el rústico festín
prodigóle servil adulación,
recibida por Páez
como justa alabanza merecida.
Convínose esa misma tarde que Wilson
y los jefes de Apure allí presentes,
proclamarían al general Páez
capitán general del ejército
en un día de la semana siguiente...
Y En la tarde del día señalado
se reunieron los dichos jefes,
trayendo cada cual
el mayor número de llaneros
que pudieron reunir,
y después de hacer éstos,
en la ámplia sabana al oriente de la villa,
alarde de su extraordinaria
destreza
en el manejo del caballo y la lanza,
se dio principio á la farsa proyectada…
sin embargo, ántes de entrar la noche
hubo quien se le acercarse para advertirle
que había obrado mal;
y reflexionando sobre lo acaecido
resolvió mandar el acta á Bolívar.
—Disgustado
yo
con lo visto en Achaguas,
y con la bárbara matanza de prisioneros,
la mayor parte americanos,
sin duda forzados á servil en las filas realistas,
pedí mi separación
del cuerpo en que servía
y licencia para volver á Angostura.
Indicio este
que merece
entonces
la consideración
de que ese sitial
de la crueldad
y la severidad
hasta el corte
de cabeza
de
prisioneros
que Páez
reservó
al coronel
Fernando Figueredo
al comienzo
del corte
del traje
a su medida
del hábito
mítico;
era un círculo
donde
ni unos
ni otros
eran extranjeros
El coronel Aramendi
En 1817 mata a estocadas
en la isla de Achaguas
al comandante Calixto García;
y en 1818 “se agarra a la manos”
en San Fernando con el general
Cedeño;
Bolívar lo manda preso a Angostura…
pero se fuga y vuelve a las filas de
Páez
la narrativa tuya difiere
sólo en detalles de la de Gil
Fortoul
viniendo Cedeño del desastre
de la Laguna de Los Patos
se encontró con Aramendi
en una calle de San Fernando
y cambiaron palabras ofensivas
Aramendi estaba desarmado
pero Cedeño tiró de la espada
pero aquel
a usanza llanera lo derribó en tierra
y a la orden de muerte
Aramendi salió en carrera
perseguido por el coronel Fajardo
y veinticinco lanceros
pero encontró amparo en la casa de
Páez
Baralt dice que el general Servier
después de la acción de El Yagual
fue asesinado en el cuartel de
Achaguas
Páez dice que Servier se separó
con licencia del cuartel Achaguas
y marchó a una legua de Achaguas
donde llaman Chorrerón
a la casa de una mujer
llamada Presentación
y a eso de media noche
cuatro hombres a caballo
dijeron que iba de orden de Páez
—Salió Servier a la puerta
y los bandidos lo llevaron
al bosque inmediato
donde le asesinaron
Páez supe que debieron
ser algunos de los dispersos
del Yagual
—la bárbara matanza de prisioneros
vista en Achaguas en 1818
llevó a O’Leary
marchar hacia Angostura
La cronología
de Méndez Echenique
entrada “agosto 7”
de este mismo año
asegura que este día
—en Achaguas,
El General José Antonio Páez
expide pasaporte
a los tenientes
Ambrosio Boze
y Daniel Florencio O’Leary
pero nada dice
de la causa del tal
determinación
pero detrás de este dato
se impone precisar
que el Achaguas del 18
sus calles, su puerto,
su iglesia, su cementerio,
su casa parroquial,
los potreros
de sus
alrededores
rodeada de reses
por todas partes
sus muchos conucos
y trapiches
que en una de las grietas
de la guerra lleva
a El secretario de Morillo
moverse en Achaguas
en todo el llano
los carruajes de todas clases
trasportando
lo mismo que
por el camino real
de Aranjuez.
¡este Achaguas!
oyó las pisadas
de la legión británica
con sus vistosos uniformes
ingleses e irlandeses
O’Leary y el Capitán Vowell
el capitán quedó
enamorada de ella
—Ya sé… Ya sé… Ya lo escuché
pienso en el desenlace del diálogo
de Carmelito y Antonio Sandoval
“—Siento tener que participarte
que yo he decidido
no continuar en Altamira.
—Aguárdate un poco.
Un par
de día no más,
mientras yo me acomodo
a la falta que me vas a hacer.”
—Algo de eso está presente
la demostración de valor
y de destreza
que aquellos hombres
esperaban para acatar
a un
jefe.
pero esto no es suficiente
para ganar una guerra
y menos conducir un país
el equilibrio de las cargas
el acomodo de Figueredo
ante la embestida de aquel
subalterno que seguramente
ocupaba lugar en la estima
o agradecimiento de su jefe
lo fundamenta el hecho
que
—aquel hombrecito,
medrado de cuerpo
sabía vivir como el soldado más rudo
y andaba a la cabeza de sus tropas
peleando con el mismo coraje
—bailaba con las mulaticas
en el
patio del hato
al son de guitarra y maracas.
—aparecía igualmente extraordinario
en la victoria como en la derrota
O’Leary no desmiente
a Gil Fortoul
—Después de una jornada
que bastaría para rendir
al hombre más robusto,
le he visto trabajar
cinco ó seis horas,
ó bailar otras tantas,
con aquella pasión
que
tenía por el baile.
—“sacaba recursos de la nada.”
y anota además que
En el alcance de la vista
y en lo fino del oído
no le aventajaban
ni los llaneros.
—diestrísimo y atrevido jinete,
aunque no apuesto á caballo.
(Y es palabra de Páez
que gustaba perseguir los venaos
a caballo por las llanuras de Apure)
y fíjese
—Apasionado por los caballos,
inspeccionaba personalmente
su cuido,
y en campaña ó en ciudad,
visitaba varias veces al día
las caballerizas
—¡No puede ser!
no me
eche esa vaina…
Y O’Leary riéndose
—Era muy sobrio:
sus vinos favoritos
… grave y champaña;
ni en las épocas
en que
más vino tomaba
nunca le vi beber
más de cuatro copas
de aquel o dos de éste.
—Dejó una herencia
que ha pasado
desapercibida
por los conductores
de masas
que le sucedieron
—sus desvelos no sólo [consistían]
por la suerte de la república,
sino por la del último de sus
soldados.
y
—“se endeudaba para servil a lo
demás.”
—¡Un hombre superior!
—¡Cuidado! tío
—¡Bueno! Un monstruo divino
como lo he oído de tus amigos…
¡Ciertamente!
¡Ajá! Carmelito termina deslumbrado…
—¡Bueno! que puedo decirte…
la novela es la historia que no es
pero fatalmente la historia que es
termina pareciéndose a la que no es
la novela es la vida que termina
por parecerse a la novela
—¡Al grano!... ¡Yo no soy escritor!
—¡Yo estoy aquí para tomar su
dictado!
¡Déjame ver!
—El conocimiento está en la fuente
—¡En los informantes!
El asunto no es sencillo.
Surgió una aristocracia de la lanza
que debe diferenciarse
del llanero común
tan
cruel como la de los enemigos
de Boves
por excelencia
—¡Al grano!
—¿Cómo te lo digo?
en la víspera de Carabobo
en el momento en que Bolívar
pasaba revista a su ejército…
—No, no, no… ¡Al grano!
—Creo que en San Carlos
Bolívar le escribe a Gual
y suelta aquella advertencia
—Yo temo más a la paz que la guerra…
—¿Qué tiene que ver eso
con el cambio de opinión
de Carmelito sobre Luzardo?
—¡Bastante!
Bolívar aludiendo… ¿Qué te dije?
—Le escribe a Gual desde Tinaquillo
—¡Ah! aludiendo
a muchos de nuestros militares
Estos no son los que ustedes conocen
por allá;
son los que ustedes no conocen:
hombres que se creen muy
beneméritos,
muy humillados y miserables
y sin esperanza de coger
todo el fruto
de las adquisiciones de su lanza.
… nunca se creen iguales a los otros
hombres
que saben más o parecen mejor.
—¡Déjeme pasar el trago, por Dios!…
y muerto de la risa…
—¿Qué más dice ese hombre?
—Algo así como
Yo que siempre he estado a su
cabeza,
no sé aún de lo que son capaces.
—¡Ah, caramba! de nosotros se ha
dicho
tantas vainas que no somos…
—Los trato con una consideración
suma;
y ni aun esta misma consideración
es bastante para inspirarles confianza
y la franqueza que debe reinar
entre camaradas y conciudadanos.
—Esos serían esos pillos
que andaban con él
porque nosotros
somos hombres de palabra…
yo conocí ya viejo
a un soldado crespita
que dos veces al año
se iba por allí
por la boca de Apurito
o por los lados de Coplé
y le prendía velas a Crespo
y recordaba la bala loca
que se antojó de su pecho
y el aguacero de plomo
de esa batalla en el costado
del
Apure
la desgracia del llano
comenzó con Boves
Boves los perdió
los hizo
realistas
Páez los metió a patriotas
con toda las mañas de Boves
a ofrecerle ser dueños de hatos
y Zamora los metió a federal
(—Cállese Antonio
—irrumpió
mi abuela desde el amanecer
—Ud. sabe que por mandato de Bárbara
nosotros tenemos prohibido
hablar de eso
y la palabra de mi madre
se cumple mientras Ud. se considere
hijo mío)
la confesión de Páez
evita
cualquier comentario
y compromete
a sus apologistas
de ayer y de hoy
—nunca perdí de vista
como punto de interés vital
para el
país,
la conservación de los hatos
las crías de ganados…
¡sobre todo los de su propiedad!
el Capitán Vowell
asevera
que Páez
marchó a
Playa Arenosa
y encontró a Bolívar
en el momento
en que dictaba a su secretario
una proclama dirigida
a los habitantes de Tunja
en Nueva Granada
pero la sorpresa
se volvió
cólera
tan rápido
la urgencia de Páez
quedó puesta sobre la mesa
al pedir el regreso inmediato
de Bolívar y su ejército al llano
y garantizar así —el cese
de la destrucción
de los hatos
emprendida con ahínco
por los españoles
—La naturaleza de la guerra
de aquella guerra
el concepto
de
guerra arrasada
no es menos cruel
ni menos realista
que el decreto
de guerra a muerte
y mientras Páez
orgulloso refrenda
—De
Apure ha salido
el principio de todos los hatos
que hoy existen.
—más exactamente
la concepción
que hizo del país un hato
nosotros repetimos
orgullosos
a luz de Gil Fortoul
—El 26 de mayo Bolívar
pasa revista a sus tropas
en Mantecal
1.300
hombres de infantería
y 800 de
caballería,
venezolanos
y extranjeros.
y se dirige a Casanare
—Esta reunión
esta decisión
este inicio de la escalada
del páramo de Pisba
confirma la predicción
del oráculo Alcántara
durante ese día crítico
de 1819 en que a Bolívar
y a Páez lo salvó
el desconocimiento
de Morillo de la posición
del ejército patriota
pues
el coronel
Alcántara
permanecía tranquilo
con una
cartera en la mano
—“¿No ha comprendido U.
la comisión que le he dado?”
—“Sí, mi general.” —contestó
Alcántara,
gran observador,
—“pero permítame V.E.
primero
que anote la fecha
en que vuestra fortuna
ha cambiado;
desde hoy
nos acompañará
la prosperidad.”
andaba tan mala suerte
Bolívar
que un día de aquellos
la gorra cayó
en el Arauca
y los ingleses
achacaron a este suceso
la prolongación
de las penalidades
y los reveses
—hurrahs —exclamaron
dándose ánimo.
¡Pero a este tiempo
le sucedió el tiempo anunciado por Alcántara!
La noche que también sabe jugar
deja en mi ventana
Una arepa
en el
espejo
una torta de cazabe
un ojo de buey
o un ojo de lechuza
yo aún estoy aquí
en la costa del río
esperándote mi amor
Ay, Jennifer
la redondez de la luna
no es más hermosa
son tus ojos
y tú te llamas luna
te olvidaste de mí
yo de ti no pude
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