La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

lunes, 23 de julio de 2012

Voy como quien dice por la Autopista Nacional de La Habana a Villa Clara


El Caribe es una manera de hablar
y si cruzo el lindero del reposo
es porque no quiero que la tristeza
me queme
Déjame quieto, déjame
¿Hasta cuando este trato?
ebria la flor en que me apoyo
una flor honra de la escritura
y después la sombra sobre la melodía de un violín
y el mar casi sin moverse
y la inmensidad desbordada
y debajo de la pared la tentación
y el pie y el zapato de la nube

¿Qué puede cuajar el poema?
¿Desacreditar a los dioses?
¿Encender la guerra entre los hombres?

Voy como quien dice por la Autopista Nacional
de La Habana a Villa Clara
Me detiene la espiga de la caña
la siembra de naranjas
la hilera de pinos

¿Quién lo dispuso?
el viento corre y devuelve mi voluntad

Al brote de cabras
¿puedo dedicarle qué palabra?

pulo la madera y se asoma
borrón de ganado en fila
a paso lento, paso de resignación

y el sol entre los arbustos
alumbra mi rostro
la noche llegará
y el reposo más que un verso
será testigo de mi vieja devoción

la flor se escapa y el poema emerge
de la imposibilidad,
la corona del león
de sol agónico,
sol de oro
convoca imágenes de la mar
y las hierbas de pronto multiplican tu mirada

y yo allí con vergüenza
de no tener la puntería necesaria
valle de los ingenios azucareros

la tarde está fresca
pero este paño de tierra llana
se resiente
cuando el árbol bosteza
y la res implora un poco de agua

la sed inducida
me prohíbe el poema amoroso
y entre los fragmentos de la sombra
cabellera de palma frondosa

y debajo del temor, el deseo,
arito de luna en cielo pálido, despejado
el flamboyán fijando un punto
y la posibilidad de escribir esa correspondencia

y de allí
mirada y mano
en trazo de letras
gozo de la tentación

el vaso de vino sobre la mesa
el amigo que me lleva a un barrio de La Habana

el portal y la casa antigua
la moto escapada de una revista de colección

y tú allí frente al desasosiego
debajo del umbral
detrás de la sombra

algo me persigue
¿de qué me escondo?

Déjame quieto
¿En qué parte de la Autopista Nacional
pronuncié tu nombre?
Ginebra se me antoja

subo al avión
y retorno

la estación de los trenes se mueve
salgo
te encuentro porque llevo años buscándote
si no fuera así
¿qué desafío tengo del cielo?

¿qué ardor de verte?
la calma siempre es mala consejera
para un corazón solitario que piensa en su amor

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