(Segunda versión)
Estoy como quien se cree entrando en la inmensidad
Paso a paso un deseo extraño abre sus puertas
todo bolero bien cantando pertenece a la ciudad de La Habana
¿Por fin cambié de amor? ¿Dónde andará?
Quien me daba noticias también dijo adiós
¿En qué playa de lo adentro la encontraré?
allí adentro habita el infinito
El olvido es eso
la cita que jamás sucede porque se evita
el cielo que partió y no se extraña
la palabra que alguien escribió a favor del adiós
la ausencia que nadie reclama
el desgano
lo que ya no deseo
la palabra abierta sin sustento de ningún hecho
la que contiene la nada
Es la gaviota de esta mañana que no me dejó ver
el mar que yo quise mirar lento seguro de sí mismo
contorneándose con aire de jirafa
o de sirena
sí, poblado de estrellas
sí, como tu cuello repleto de pecas oscuras
Sí, como tu mirada de olvido
¿Quién que la conozca no la encontrará alojada en el mambo?
son
bolero
y mambo
mambo
bolero
y son
la veo allí en la agonía del oro de la tarde
a ti, desde la franja de cielo que llaman del Malecón
y por tu culpa
del mar adriático traigo los restos de otro atardecer
dónde yo vi esos ojitos verdes, vida mía, por primera vez
¿dentro de mí pesan demasiado Venecia y Florencia?
pesa la mirada conmovida de los viñedos
quiero escribir sobre esta bahía
como quien escribe la última palabra
como quien escribe esta Bahía
quiero escribir de tus ojos
Vengo del fuego cruzado de la tristeza
alternado con las balas de la desesperanza
El olvido siempre será la imposibilidad hecha silencio
lo que dejamos atrás
lo que desaparece sin dejar huellas
el gesto de la brevedad
lo breve
¿Quién te mandó a levantarme?
Por el rostro pre y post penetración
deseo que poses a estas líneas
ahora descubro el clima de níspero y durazno
justo allí cuando regresabas del Morro
y un barco de carga entraba a la Bahía
y los viajeros incesantes iban y venían
de Casablanca a Regla
y una orilla intercambiaba de lugar con la otra orilla
y menudas embarcaciones en desorden de pescadores
y una gaviota a medio cielo a la cabeza de la caravana de aves
algo de ese instante escribe
el Malecón de lo más pulcro
El desborde de la inmensidad
el cabeceo de estrellas, su despunte,
entre las olas,
y el deseo conmovedor del agua
querer decir algo y no decirlo
cambiar de semblante como de vestido
Y UD allí en el centro de todo eso
¿Cuándo volveré a ver este mar
como lo vi esta mañana?
la cita que jamás sucede es el olvido anunciado
llega UD y se reparte en lluvia y playa
Y allí está La Habana tendida como la primera vez
como se tendió esa vez
dócil
ante el primer hombre extranjero
La inmensidad abruma y anima
¿Qué le dieron a mi nostalgia
que a esta hora de la mañana me dejó solo?
Estoy frente al mar
¿Qué descubro allí dentro de la unión entre un azul más claro y otro más oscuro?
¿Será el mismo deseo de piratas y corsarios el que me sujeta?
oigo la mar: será siempre el mar
y la ola viene y moja la tierra
y la tierra repone mis ánimos
¡La Habana está de pie!
Como ningún bolero de las Antillas
tiene la gracia de devolverte integra y eterna
al alcance de los sentidos desordenados
desoriento el poema
como la mujer durante la primera vez
entrega el desborde
dame todo lo que yo quiero de ti
ojitos verdes, mi atardecer sin fin
y ahora mismo escribo
de los castillos, El Morro,
la biblioteca Martí,
el centro de estudios José Martí,
los museos, los teatros,
las salas de cine,
el ballet, la feria del libro,
las avenidas, los suburbios
la papelería de la colonia
la epopeya cuajada en monumentos
y en letra
Ese instante el Malecón estuvo de lo más pulcro
que me ilumine tu rostro, Casablanca
el quemado que avanza hacia la Bahía
desprendiéndose de lo más profundo del horizonte
y jamás la alcanza
véngaseme encima y escribo
tu cuello bordado de pecas
de puntos luminosos,
el tramo entre las olas
y más allá la aguada azul
seguramente espejo de la lluvia
y de un picachito de luna
y quién desee mirar al sol bailar su mejor son
que acuda a tu rostro
Vale más tu mirada
Estoy unido a las ciudades por una mujer bonita
Escribo
que estas calles de La Habana
me entregan la brega del mar:
la indecisión entre irse o quedarse
y un deseo de cielo inunda, llega
Por ti Ilona, el malecón de esta mañana,
me reconcilió con quien es capaz aún
de estremecerse por el paso de una mujer
duraznos brotan en la quinta avenida
Lleva la seguridad de quien fue feliz anoche
el poema
y son los ojos del deseo los que te miran
el viento rasga algún sonido que delata a las antillas
por ti tendré otra razones de un nuevo comienzo
atrás dejo el olvido
lo entreveo ahora, La Habana querida,
siempre apetecida
Una hija de Fernando VII
fuera del matrimonio
me contó
que jamás en el reino lloraron como cuando
tuvieron que abandonar la Isla en carrera
En lo adelante me declaro en disputa
y esa es la angustia del poema
esta ciudad bajo el gris de la tormenta
y como escondiéndose del mar
o provocando al mar
tus ojos imploran
la última palabra que yo pueda escribir
como un rugo, una humilde declaración de amor
Vale más tu mirada
Estoy unido a las ciudades por un amor
Por Ilona, que es la Iliana de ojos verdes
por la cara de durazno que puso
cuando el rumor de mi deseo
penetró su agudo sentido de mujer
ella
bien parada dentro de la línea del decoro
algo conmovida luego de mi pregunta
¿Y si no te vuelvo a ver como en este momento?
reclamo
de las viejas mansiones
de la ciudad de los conquistadores
en la Bodeguita el mojito
y el daiquiri en El Floridita
buena manera del recordar al ilustre huésped
autor de El viejo y el mar
declaro
que La Habana son
los ojos verdes de Iliana
la bahía, el malecón y el puente Almendares
y de este decoro de mujer
espero un poquito de amor
mientras su marido cumple con su trabajo
en este comienzo
del siglo XXI
no le exijo uno de vida entera
y se niega ¿Qué pasa que no me comprende?
de seguro
es asunto de edad
la aflige poner en riesgo el matrimonio
y el regreso a mi país
Piense bien Ilona
a mis años
los hombres prefieren los últimos modelos
yo los de medio uso
ajeno a lo pasajero, a lo condenado a desaparecer
vale más tu mirada
Déjame ver a La Habana como Ud. la ve durante el amor
No deje que la imagen que yo me lleve de La Habana
sea la de los ojos del deseo inútil
La calle Paula cómo se anida en los ojos
cómo se anida la estación del ferrocarril
cómo el paseo del Prado
se anida en los ojos de Ilona
cuando la acarician
cómo crece el Capitolio cuando el mar se estira
Aquí en esta parte del centro de la vieja ciudad
donde los fanáticos se fajan unos contra otros
los de La Habana contra el Oriente y Occidente juntos
yo vengo a imaginarme una noche de amor
¿En qué pensará Ilona cuando recibe la acertada penetración?
¿En esa gaviota sobre el mar y el cielo gris
de La Habana durante esta mañana?
la veo dirigirse hacia al baño
y disfruto
ese cuerpo que se me niega
¿Pisará Ilona con reserva, después de la entrega
así como la gaviota deja de volar
y camina los lugares secretos del viento?
La Habana o el rostro de una mujer que no se entrega
o la franja de tierra dentro del mar
¿qué encontró allí el conquistador
que lo hizo anclar y quedarse?
seguramente una mujer que no era ésta
y de aquella y él
esta cara conmovida de níspero
esta dama que pisa el suelo habanero en la punta de los pies
este costado de mar amurallado
y esta la fundación moderna de La Habana,
que por Ud., mis ojos verdes, alojo
allí donde se palpa lo bonito
dentro del ser
La Habana de pie
y yo dentro del arrebato de la primera vez
como cuando se quiere
como cuando no se sabe olvidar
el poema se desviste y reparte
Estoy frente al mar
y basta
el poema avanza
piénselo bien Iliana,
yo me merezco
una noche de amor inolvidable en La Habana, cerca del Morro, junto al mar