La poesia y los días

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La escritura hija de los días. La que inventa al día, le da sentido y sustento y la que los días crean a su imagen y semejanza. Toda imagen que conmueva, que desordene los sentidos y sea capaz de convocar al desasosiego, al diálogo interior que es justificación de todo autor. La palabra que sobrevive, y en consecuencia, se distingue de la otra endeble, que cae al piso como hojas desmayadas. Posiblemente tendrá cabida otra tentativa: La que no provine de la experiencia personal; sino de la que se hace colectiva, nos elige de morada pero que nosotros no vivimos y llega como un eco de otro tiempo.

Ese será el acento de esta escritura, de allí su virtud y tragedia. No defenderemos ni una ni otra.

Frente a lo cotidiano y su contrario, habita el asombro; en este caso, la palabra que está por escribirse. No fumamos de lo concluido...

APUNTES IDEAS EJERCICIOS Y CRÓNICA DEL MÁS LARGO VIAJE DE LA UTOPÍA

lunes, 30 de julio de 2012

La Habana son los castillos, el malecón, la bahía y los ojos verdes de Iliana

(Segunda versión)
Estoy como quien se cree entrando en la inmensidad

Paso a paso un deseo extraño abre sus puertas

todo bolero bien cantando pertenece a la ciudad de La Habana
¿Por fin cambié de amor? ¿Dónde andará?
Quien me daba noticias también dijo adiós
¿En qué playa de lo adentro la encontraré?

allí adentro habita el infinito

El olvido es eso
la cita que jamás sucede porque se evita
el cielo que partió y no se extraña
la palabra que alguien escribió a favor del adiós
la ausencia que nadie reclama
el desgano
lo que ya no deseo
la palabra abierta sin sustento de ningún hecho
la que contiene la nada
Es la gaviota de esta mañana que no me dejó ver
el mar que yo quise mirar lento seguro de sí mismo
contorneándose con aire de jirafa
o de sirena

sí, poblado de estrellas
sí, como tu cuello repleto de pecas oscuras
Sí, como tu mirada de olvido

¿Quién que la conozca no la encontrará alojada en el mambo?
son
bolero
 y mambo
mambo
bolero
 y son
la veo allí en la agonía del oro de la tarde
a ti, desde la franja de cielo que llaman del Malecón
y por tu culpa
del mar adriático traigo los restos de otro atardecer
dónde yo vi esos ojitos verdes, vida mía, por primera vez
¿dentro de mí pesan demasiado Venecia y Florencia?
pesa la mirada conmovida de los viñedos
quiero escribir sobre esta bahía
como quien escribe la última palabra

como quien escribe esta Bahía
quiero escribir de tus ojos

Vengo del fuego cruzado de la tristeza
alternado con las balas de la desesperanza

El olvido siempre será la imposibilidad hecha silencio
lo que dejamos atrás
lo que desaparece sin dejar huellas
el gesto de la brevedad
lo breve

¿Quién te mandó a levantarme?
Por el rostro pre y post penetración
deseo que poses a estas líneas

ahora descubro el clima de níspero y durazno

justo allí cuando regresabas del Morro
y un barco de carga entraba a la Bahía
y los viajeros incesantes iban y venían
de Casablanca a Regla
y una orilla intercambiaba de lugar con la otra orilla
y menudas embarcaciones en desorden de pescadores
y una gaviota a medio cielo a la cabeza de la caravana de aves
algo de ese instante escribe
el Malecón de lo más pulcro

El desborde de la inmensidad
el cabeceo de estrellas, su despunte,
entre las olas,
y el deseo conmovedor del agua
querer decir algo y no decirlo
cambiar de semblante como de vestido
Y UD allí en el centro de todo eso

¿Cuándo volveré a ver este mar
como lo vi esta mañana?

la cita que jamás sucede es el olvido anunciado

llega UD y se reparte en lluvia y playa
Y allí está La Habana tendida como la primera vez
como se tendió esa vez
dócil
ante el primer hombre extranjero

La inmensidad abruma y anima
¿Qué le dieron a mi nostalgia
que a esta hora de la mañana me dejó solo?
Estoy frente al mar

¿Qué descubro allí dentro de la unión entre un azul más claro y otro más oscuro?

¿Será el mismo deseo de piratas y corsarios el que me sujeta?

oigo la mar: será siempre el mar
y la ola viene y moja la tierra
y la tierra repone mis ánimos

¡La Habana está de pie!
Como ningún bolero de las Antillas
tiene la gracia de devolverte integra y eterna
al alcance de los sentidos desordenados
desoriento el poema
como la mujer durante la primera vez
entrega el desborde

dame todo lo que yo quiero de ti
ojitos verdes, mi atardecer sin fin
y ahora mismo escribo
de los castillos, El Morro,
la biblioteca Martí,
el centro de estudios José Martí,
los museos, los teatros,
las salas de cine,
el ballet, la feria del libro,
las avenidas, los suburbios
la papelería de la colonia
la epopeya cuajada en monumentos
y en letra

Ese instante el Malecón estuvo de lo más pulcro

que me ilumine tu rostro, Casablanca
el quemado que avanza hacia la Bahía
desprendiéndose de lo más profundo del horizonte
y jamás la alcanza

véngaseme encima y escribo
tu cuello bordado de pecas

de puntos luminosos,
el tramo entre las olas
y más allá la aguada azul
seguramente espejo de la lluvia
y de un picachito de luna

y quién desee mirar al sol bailar su mejor son
que acuda a tu rostro

Vale más tu mirada
Estoy unido a las ciudades por una mujer bonita

Escribo
que estas calles de La Habana
me entregan la brega del mar:
la indecisión entre irse o quedarse
y un deseo de cielo inunda, llega
Por ti Ilona, el malecón de esta mañana,
me reconcilió con quien es capaz aún
de estremecerse por el paso de una mujer

duraznos brotan en la quinta avenida

Lleva la seguridad de quien fue feliz anoche
                                                                     el poema
y son los ojos del deseo los que te miran

el viento rasga algún sonido que delata a las antillas
por ti tendré otra razones de un nuevo comienzo

atrás dejo el olvido
lo entreveo ahora, La Habana querida,
siempre apetecida
                              Una hija de Fernando VII
fuera del matrimonio
me contó
                que jamás en el reino lloraron como cuando
tuvieron que abandonar la Isla en carrera
En lo adelante me declaro en disputa
y esa es la angustia del poema
esta ciudad bajo el gris de la tormenta
y como escondiéndose del mar
o provocando al mar
tus ojos imploran
la última palabra que yo pueda escribir

como un rugo, una humilde declaración de amor

Vale más tu mirada
Estoy unido a las ciudades por un amor

Por Ilona, que es la Iliana de ojos verdes
por la cara de durazno que puso
cuando el rumor de mi deseo
penetró su agudo sentido de mujer
ella
bien parada dentro de la línea del decoro
algo conmovida luego de mi pregunta

¿Y si no te vuelvo a ver como en este momento?

reclamo
de las viejas mansiones
de la ciudad de los conquistadores
en la Bodeguita el mojito
y el daiquiri en El Floridita
buena manera del recordar al ilustre huésped
autor de El viejo y el mar
declaro
que La Habana son
los ojos verdes de Iliana
la bahía, el malecón y el puente Almendares
y de este decoro de mujer
espero un poquito de amor
mientras su marido cumple con su trabajo
en este comienzo
del siglo XXI

no le exijo uno de vida entera
y se niega ¿Qué pasa que no me comprende?
de seguro
es asunto de edad
la aflige poner en riesgo el matrimonio
y el regreso a mi país

Piense bien Ilona
a mis años
los hombres prefieren los últimos modelos
yo los de medio uso
ajeno a lo pasajero, a lo condenado a desaparecer

vale más tu mirada
Déjame ver a La Habana como Ud. la ve durante el amor
No deje que la imagen que yo me lleve de La Habana
sea la de los ojos del deseo inútil

La calle Paula cómo se anida en los ojos
cómo se anida la estación del ferrocarril
cómo el paseo del Prado
                                   se anida en los ojos de Ilona
cuando la acarician

cómo crece el Capitolio cuando el mar se estira

Aquí en esta parte del centro de la vieja ciudad
donde los fanáticos se fajan unos contra otros
los de La Habana contra el Oriente y Occidente juntos
yo vengo a imaginarme una noche de amor

¿En qué pensará Ilona cuando recibe la acertada penetración?

¿En esa gaviota sobre el mar y el cielo gris
de La Habana durante esta mañana?
la veo dirigirse hacia al baño
y disfruto
ese cuerpo que se me niega 

¿Pisará Ilona con reserva, después de la entrega
así como la gaviota deja de volar
y camina los lugares secretos del viento?

La Habana o el rostro de una mujer que no se entrega
o la franja de tierra dentro del mar

¿qué encontró allí el conquistador
que lo hizo anclar y quedarse?
seguramente una mujer que no era ésta
y de aquella y él
esta cara conmovida de níspero
esta dama que pisa el suelo habanero en la punta de los pies
este costado de mar amurallado

y esta la fundación moderna de La Habana,
que por Ud., mis ojos verdes, alojo
allí donde se palpa lo bonito
dentro del ser

La Habana de pie
y yo dentro del arrebato de la primera vez
                                                como cuando se quiere
como cuando no se sabe olvidar
el poema se desviste y reparte
Estoy frente al mar
y basta
el poema avanza

piénselo bien Iliana,
yo me merezco
una noche de amor inolvidable en La Habana, cerca del Morro, junto al mar

El próximo paso

¿Quién es capaz de devolverme
las ganas de aprender a esperar?

Esta casa me sigue doliendo

Sepa que yo estoy solo
me cayó encima
la centella del desespero
y un charquito alimentado
de las lagrimas de mi madre
ahogó la casa
la que mi padre
le compró

La que adquirí yo
y dejé a mis hijos
se la llevó el olvido

me quedé sin madre y sin casa
¿Puedo preguntar quién soy ahora?
pocos menos que un recuerdo

allí llegaba yo a cualquier hora
a reencontrarme con la mejor
de mis versiones
a no olvidar
al que nació y creció
en esa casa

que mi madre
cuidaba
como el hijo
de un día de edad
se atiende
Y esa no fue ilusión
de un día
Ese encanto
se mantuvo
cuando la caso dio sus primeros pasos
y poco después al pintarse los labios
mi madre la cuidaba de las miradas ajenas

—¿Cuánto vale la casa?
—No, yo no la vendo

Claro, el precio era el justo
La vida de mi madre
porque la mía
 muy poco
en el entender de muchos

Cuando se vendió la casa
soy un recuerdo del que desapareció

lunes, 23 de julio de 2012

Voy como quien dice por la Autopista Nacional de La Habana a Villa Clara


El Caribe es una manera de hablar
y si cruzo el lindero del reposo
es porque no quiero que la tristeza
me queme
Déjame quieto, déjame
¿Hasta cuando este trato?
ebria la flor en que me apoyo
una flor honra de la escritura
y después la sombra sobre la melodía de un violín
y el mar casi sin moverse
y la inmensidad desbordada
y debajo de la pared la tentación
y el pie y el zapato de la nube

¿Qué puede cuajar el poema?
¿Desacreditar a los dioses?
¿Encender la guerra entre los hombres?

Voy como quien dice por la Autopista Nacional
de La Habana a Villa Clara
Me detiene la espiga de la caña
la siembra de naranjas
la hilera de pinos

¿Quién lo dispuso?
el viento corre y devuelve mi voluntad

Al brote de cabras
¿puedo dedicarle qué palabra?

pulo la madera y se asoma
borrón de ganado en fila
a paso lento, paso de resignación

y el sol entre los arbustos
alumbra mi rostro
la noche llegará
y el reposo más que un verso
será testigo de mi vieja devoción

la flor se escapa y el poema emerge
de la imposibilidad,
la corona del león
de sol agónico,
sol de oro
convoca imágenes de la mar
y las hierbas de pronto multiplican tu mirada

y yo allí con vergüenza
de no tener la puntería necesaria
valle de los ingenios azucareros

la tarde está fresca
pero este paño de tierra llana
se resiente
cuando el árbol bosteza
y la res implora un poco de agua

la sed inducida
me prohíbe el poema amoroso
y entre los fragmentos de la sombra
cabellera de palma frondosa

y debajo del temor, el deseo,
arito de luna en cielo pálido, despejado
el flamboyán fijando un punto
y la posibilidad de escribir esa correspondencia

y de allí
mirada y mano
en trazo de letras
gozo de la tentación

el vaso de vino sobre la mesa
el amigo que me lleva a un barrio de La Habana

el portal y la casa antigua
la moto escapada de una revista de colección

y tú allí frente al desasosiego
debajo del umbral
detrás de la sombra

algo me persigue
¿de qué me escondo?

Déjame quieto
¿En qué parte de la Autopista Nacional
pronuncié tu nombre?
Ginebra se me antoja

subo al avión
y retorno

la estación de los trenes se mueve
salgo
te encuentro porque llevo años buscándote
si no fuera así
¿qué desafío tengo del cielo?

¿qué ardor de verte?
la calma siempre es mala consejera
para un corazón solitario que piensa en su amor