10º Festival Mundial de Poesía
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El poeta Cabrol en la biblioteca de la UNELLEZ,
acompañado de la ensayista y profesora Maritza Torres
y el joven narrador Daciel Pérez. Foto: Juan Carlos Jiménez |
Del 16 al 22 de junio se previó la realización del Décimo Festival Mundial de Poesía, “Canto Común”, dedicada en esta edición a Hugo Chávez, el más nuestro de los nuestros, y a los poetas Chelías Villarroel, J. A. Escalona y Carlos César Rodríguez.
Desde distintas latitudes, de nuestra América, Europa y más allá, arribaron a Caracas los poetas invitados por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Después del acto inaugural en la capital de la República, comenzó el éxodo hacia adentro del país. A Cojedes le correspondió recibir al poeta argentino Alejandro Cabrol, quien pisó tierra de este Estado, el martes 18 en horas de la mañana.
Lo recibió la Autoridad Única de Cultura del estado Cojedes, Antonio Yuniz, en su despacho de la vieja sede de Instituto de Cultura. El poeta recorrió todas las instalaciones del Complejo Mauricio Pérez Lazo y sostuvo amena conversación con parte del personal del ICEC.
Posterior al almuerzo, acompañado de Daciel y Miguel Pérez, recorrieron la ciudad de San Carlos de Austria y sus sitios de parada obligada: Todo el triangulo que conforman la Catedral, la iglesia San Juan y la Santo Domingo; la Blanquera, la plaza Bolívar y la Fernando Figueredo, la Casa de los Figueredo, la calle Bolívar y la Sucre, la redoma del hospital y la occidental y algunos de sus suburbios.
El miércoles en la mañana, el poeta argentino sostuvo amena plática, con los estudiantes de Castellano y Literatura de la Universidad Ezequiel Zamora. Le agradó, según nos dijo, el interés manifestado por los jóvenes y su empeño por adentrarse en lo que Víctor Valera Mora llamaría el ridículo arte de componer poesía.
A partir de las 2 de la tarde, el poeta avanzó hasta la Aldea Universitaria Aura de Terán, enclavada en El Chaparral, donde mientan El Topo, sector de la parroquia José Laurencio Silva, del municipio Tinaco, donde según Porfirio Arias Moreno y Rafael Vilorio, la tierra se reservó para que la batata no fuera como la de otros lugares; la porfía de sus pobladores, sin embargo, abarca la producción de la miel y el sometimiento de la madera y arcilla, a la altura de lo que da la imaginación y la destreza de las manos.
En el recinto universitario se congregaron estudiantes, profesores y vecinos.
El recital convocado para las tres, comenzó poco más de lo pautado; una especie de mini feria del libro y de artículos propios de la galería de la red de arte, acompañaron la cita.
Las palabras de apertura recayeron en la humanidad del joven narrador, Daciel Pérez, seguida de un poco de guitarra y canciones buenas, de siempre. Entre los poetas, dueños de casa, se cuentan a Aurymar Granadillo, Mily Rodríguez y Danilo Robinson, de las últimas promociones de nuestras letras regionales, vinculadas al teatro en los casos de Rodríguez y Robinson.
La hora llegó para el poeta Cabrol: densidad y oficio repartió con humildad, de alguien que conoce y respeta el compromiso del poeta. Nos dejó con ganas de salir a comprar sus libros y consustanciarnos más con su trabajo de orfebre dentro de esa magia que personaliza el lenguaje o descubre el más inesperado.
Lo siguió Miguel Pérez y sus voces traídas de allá lejos, del caballo que el horizonte le regaló de regreso a casa, de esa soledad que es el llano.
Juan Olivo, mejor dicho, la devoción de un pueblo por un santo, el que perdió la cuenta de cuanta veces talló a San Pascual Bailón, pero que además de eso, cantador de velorio, que sólo tiene que levantar la mano y abrir los labios para que la decima salga como le da la gana, con los versos apretaditos y acoplados, que no están escritos en ninguna parte para no echarlos a perder, ni se sabe de memoria para no repetirlos. Tiene el semblante y porte de los tenientes de Páez o los de más tarde, lo que anduvieron con Zamora; él, Juan u Olivo como se le mienta en Lagunitas, cerró el recital, y lo hizo a lo grande, como se esperaba.
Después el regreso a San Carlos. Pero ya ésta es otra historia.
Textos
Tres poemas de Alejandro Cabrol
Dos poemas de Mily
Horizonte hilo de los días
no hay tiempo para dolores
aquí tengo las manos tendidas
adentro más adentro de la sangre que llaman patria
es tiempo de levantar la tierra, raíces vivientes
asomadas en el portal de aquel hombre
que yace en el canto del ave,
en este mar de junio
en esta esperanza color de tierra
que se fugó con la tarde
Astillas de horizonte nublado
poema bueno
arrugado y cansado
de andar por los caminos del río
alumbrando la infinita nostalgia
es inevitable el cielo azul en el poema
esta hilera de eucaliptos con aromas a mentas
la casa los árboles la soledad
aquí podré soñar
podré vivir sin el ruido del hombre
despeja el camino invierno
deja en paz al cielo con su azul celeste
el sólido aire de los pájaros
a la siembra recién nacida
al sol del trabajo que palpita en mi espalda
llena de flores este río de muerte
cierra la puerta relámpago
Memoria Fotográfica
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Juan Olivo y su perfil de hombre de a caballo. |
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Autores de literatura venezolana a disposición del público
Foto: Daniela Solano |
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Afiche del 10º Festival Mundial de Poesía
Foto: Daniela Solano |
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Mily Rodríguez, Aurymar Granadillo, Juan Olivo
al frente de la concurrencia
Foto: Daniela Solano |
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Mily y Aurymar
Foto: Daniela Solano |
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Danilo Suárez y Alejandro Cabrol
Foto: Daniela Solano |
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Alejandro Cabrol
Foto: Daniela Solano |
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Aurymar Granadillo
Foto: Juan Carlos Jiménez |
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Daciel Pérez
Foto: Daniela Solano |
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Juan Olivo y Miguel Pérez
Foto: Juan Carlos Jiménez |
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Miguel Pérez y Alejandro Cabrol
Foto: Juan Carlos Jiménez |
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Juan Olivo
Foto: Juan Carlos Jiménez |
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Milicita
Foto: Daniela Solano |
Reseña periodística
Diario La Opinión de San Carlos de Austria
Las Noticias de Cojedes
Diario Notitarde