de pared que resguarda en el cantar de las palomas
¿Quieres que te diga a qué sabe estos cantares?
se secó el limón que protegía la ventana del cuarto
murieron Terry y Boby
¿Quieres que te diga como se siente la muerte de un perro amado?
la estación del azulejo en la mañana la cerró los vecinos
¿Quieres que te diga a qué sabe tu silencio?
¿Quieres que te diga cómo se prolonga
la ausencia de la ramita cortada por los vecinos?
los pájaros no comieron de las frutas
que le dejamos sobre la pared donde estuvo la rama
la ramita golpeó la pared y cayó en el patio de mi casa
esta es otras de las batallas que nunca se ganan
el viento rasgado, la piedra de centella depositada del mal gusto en el árbol
el rayo que se llevó mi caballo
la casa con el río adentro
¿Quieres que te diga lo que sentí cuando cortaron
la ramita a donde venía el azulejo por la mañana?
beberé agua, me toca, de las hojas humedecidas de plátanos
¿Quieres que diga a qué sabe el rocío?
el sinsonte junto a la carreta de bueyes,
el primero volando hacia Pinar del río
las palomas que comen en mis manos
en la plaza de San Ignacio de Loyola
Yo supe de ese desierto,
que jamás fue capaz
de parir un arroyo
(la plaza de Loyola sin alma como la tuya)
El arroyito que es todo mi capital
se empeña en secarlo tu silencio
Olor de tierra reseca, mana ahora mismo
del viento rasgado por la piedra
Cuando me encuentre con el rayo
que se llevó a mi caballo
O él me parte en dos
o me devuelve mi arroyito
Ese silencio tiene la dimensión
del medio cuerpo con vida
tirado en el piso
la esperanza rasgada, aunque izada a media asta,
dentro de las tensiones que se viven en el borden
poco antes de pisar las profundidades del abismo
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